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¿Cuál fue la primera moneda del mundo?

Sin duda, descubrir la historia de cuál fue la primera moneda del mundo nos ofrece un viaje fascinante a lo largo de los siglos, cuando el dinero en metálico empieza a convivir con el trueque como medio de intercambio económico.

Desde aquellas primeras monedas de oro y plata, hasta los actuales medios de pago electrónico y las criptomonedas, la evolución ha sido sorprendente.

Pero empecemos por el principio.

¿Qué es una moneda?

El diccionario de la RAE define el término «moneda» como «pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor».

Sin embargo, antes del surgimiento de las primeras monedas, ya se realizaban intercambios económicos por diferentes medios, como ahora veremos.

El intercambio económico antes de acuñarse la primera moneda del mundo

Como ya sabrás, las sociedades primitivas y de la antigüedad recurrían al trueque como principal medio de intercambio económico.

De este modo, cada persona ofrecía los excedentes de su cosecha, animales u otros bienes, como pago de aquellos otros productos que necesitaba.

Sin embargo, este sistema tenía bastantes inconvenientes y no siempre resultaba operativo, ya que:

  • Era difícil establecer un sistema de equivalencias entre productos tan diversos, lo que daba lugar a discusiones continuas y largas negociaciones.
  • No siempre se disponía de excedentes que fueran deseables por la otra parte, de cara al intercambio económico. Por tanto, esto podía limitar el acceso a determinados productos.
  • El transporte de las mercancías para el trueque solía ser difícil y/o costoso, ya que podía tratarse de productos perecederos, mercancías pesadas, animales vivos, etc.

En este contexto, se hacía necesario disponer de algún medio de intercambio que permitiese realizar transacciones económicas de una forma más cómoda, rápida y eficiente.

Así es como comenzaron a utilizarse lingotes o pepitas de metales preciosos, fundamentalmente oro y plata. Los primeros registros de este tipo de intercambios se datan alrededor del año 2.500 a.C., en el territorio de la antigua Mesopotamia.

No obstante, esto todavía no podía considerarse como «moneda» en sentido estricto.

En otras culturas más lejanas, como la china o la africana, también se utilizaban medios de intercambio de valor que todavía no eran monedas. Así por ejemplo, está documentado el uso de miniaturas en forma de herramientas fabricadas en metales preciosos, que se utilizaban alrededor del año 1.100 a.C. en China.

En el caso de África, era frecuente el uso de conchas, cuentas y lingotes de metal como si fuesen monedas, incluso hasta épocas relativamente recientes en algunas regiones.

La creación de la primera moneda del mundo

De acuerdo con las investigaciones históricas y arqueológicas, se cree que la primera moneda del mundo surgió alrededor de finales del siglo VII a.C. en el Reino de Lidia (actual territorio de Turquía), en Asia Menor.

Estas y otras monedas de la antigüedad recibían el nombre de estáteros, y estaban fabricadas en un metal llamado electro, que es una aleación natural de oro y plata, que se encuentra en la naturaleza en distintas proporciones.

Este metal era relativamente abundante en la región de Lidia, en torno al río Pactolo, lo que explica su utilización para fabricar esta primera moneda de la historia.

Morfológicamente, la moneda lidia tenía un diseño con un león en relieve en una de sus caras, ya que era el símbolo de la dinastía gobernante.

De todos modos, y también alrededor del siglo VII a.C., fueron apareciendo otros muchos diseños en estas monedas de electro, fundamentalmente con motivos de animales o plantas, pero también incorporando estrías y otros dibujos geométricos.

Inicialmente, este tipo de grabados se hacían para demostrar la buena calidad del metal, pero también tenían como finalidad evitar que se fragmentase la moneda para fundir el metal, reduciendo el valor y peso de la moneda inicial.

Posteriormente, las ranuras que todavía perviven en los cantos de nuestras monedas actuales, fueron un sistema muy eficaz para evitar que se limase el metal.

En cualquier caso, estas primeras monedas tenían un valor superior al del propio metal que las componía. Sin duda, este es un rasgo diferencial respecto del uso de lingotes o pepitas como medio de pago, y una característica propia de las monedas a lo largo de la historia.

La expansión de las monedas en el mundo antiguo

Aquellas primeras monedas lidias sirvieron de modelo y referencia para acuñar otras similares en el área del Mediterráneo, fundamentalmente en las polis de la antigua Grecia.

Así, por ejemplo, son bien conocidos los dracmas y los tetradracmas, que solían llevar imágenes de dioses griegos, así como animales reales o mitológicos.

En el Imperio Persa, alrededor de la misma época, también se llevó a cabo la acuñación de diversas monedas, como fueron el dárico de oro y el siclo de plata.

La aparición de estas y otras monedas facilitaron el intercambio económico y el auge del comercio en el mundo antiguo, gracias a su estandarización como medios de pago.

De las monedas al dinero fiduciario y electrónico

La acuñación de monedas en metales no preciosos (como, por ejemplo, el cobre) y, sobre todo, la aparición del papel moneda, desvincularon definitivamente el valor de la moneda del metal que las componía.

De todos modos, se siguió referenciando su valor económico a un metal precioso: el oro. Así, como ya sabrás, el llamado patrón oro pervivió hasta bien avanzado el siglo XX.

Actualmente, el dinero en metálico es cada vez menos relevante en los intercambios económicos. Con la generalización de las transacciones electrónicas y las anotaciones en cuenta, el movimiento de dinero físico va perdiendo importancia.

Por último, el reciente surgimiento de las criptomonedas supone un cambio de paradigma radical, desvinculando su valor de las decisiones de una autoridad monetaria central. Así, se basan en una red descentralizada y un registro público de transacciones, que solo depende de la confianza de sus usuarios y de medidas de seguridad criptográficas.

No obstante, su capacidad para sustituir al dinero fiduciario todavía está por ver.

En cualquier caso, no cabe duda de que la evolución del dinero metálico desde la aparición de la primera moneda del mundo hasta nuestros días resulta fascinante. Y, con toda probabilidad, el próximo capítulo de esta historia resultará tanto o más interesante que los anteriores.

Si quieres saber más sobre temas relacionado con comodities te recomendamos que le eches un ojo a nuestro curso sobre finanzas para no financieros.

Rubén Vizcaíno Pena

2 Dic. 2024

7 min

Finanzas

Tipos de riesgos financieros: ¡descúbrelos!

En este artículo analizaremos los distintos tipos de riesgos financieros a los que se enfrentan tanto las empresas como los inversores. Además, estudiaremos algunas de las mejores vías para controlarlos o minimizarlos, en la medida de lo posible.

Pero, antes de nada, debemos aclarar a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de «riesgo financiero».

¿Qué son los riesgos financieros? Definición

De una forma muy sencilla, podemos decir que los riesgos financieros son aquellos factores que implican algún tipo de incertidumbre acerca de la rentabilidad de una inversión o, de algún modo, tienen el potencial de ocasionar consecuencias financieras negativas.

Por tanto, los distintos tipos de riesgos financieros pueden afectar a las empresas en su actividad diaria o a la hora de acometer nuevas inversiones, pero también a los particulares que invierten su dinero en distintos tipos de activos o productos financieros.

Dado que VIBE se enfoca en el ámbito de la inversión, nos centraremos fundamentalmente en el segundo caso, aunque muchos tipos de riesgos financieros sean comunes a ambos.

Tipos de riesgos financieros

Los principales tipos de riesgos financieros que pueden afectar a una inversión son los siguientes:

1. Riesgo de mercado

Se trata del riesgo inherente a cualquier activo que cotice en los mercados financieros y cuya valoración, por tanto, vaya fluctuando en función del juego de la oferta y la demanda.

Por supuesto, en esta valoración va a influir una infinidad de factores y condicionantes de todo tipo, que pueden encajar en algunas de las otras categorías de riesgos financieros que veremos a continuación.

2. Riesgo de inflación

Este tipo de riesgo financiero se refiere a la incertidumbre sobre la evolución de la tasa de inflación en un país determinado.

Así, la rentabilidad real de cualquier inversión se verá afectada por dicha magnitud.

En este sentido, si un activo nos ha proporcionado un rendimiento del 4% durante un año, pero la tasa de inflación se situó en el 3,5% durante ese mismo período, la rentabilidad real será de solamente el 0,5%.

De hecho, el efecto de la inflación podría provocar que la rentabilidad real pasase incluso a ser negativa.

3. Riesgo de tipo de cambio

Si se realizan inversiones en distintas divisas, su valoración también vendrá condicionada por los cambios que se produzcan en la cotización de dichas monedas en los mercados.

Así, por ejemplo, si invertimos en valores cotizados en la bolsa estadounidense, cuando vendamos nuestra inversión, es probable que el tipo de cambio euro – dólar se haya modificado respecto del momento inicial. Si ha subido el valor del dólar, nuestra rentabilidad en euros se verá afectada negativamente (y al revés).

4. Riesgo de concentración (no diversificación)

Más que un riesgo netamente diferenciado, podríamos decir que es una consecuencia de la falta de diversificación.

En este sentido, cuanto más concentrada esté la inversión en un único activo (o tipo de activo) o en un área geográfica determinada, más intensamente le afectarán los movimientos que se produzcan en esos activos o mercados.

5. Riesgo de liquidez

Se trata de un tipo de riesgo financiero que se refiere a la dificultad para transformar en efectivo el valor de una inversión determinada.

En este sentido, hay clases de activos que son (por definición) más líquidos que otros, aunque puedan afectarles circunstancias extraordinarias que, eventualmente, dificulten su liquidación.

Por ejemplo, las principales bolsas de valores del mundo desarrollado son extremadamente líquidas, pudiendo recuperarse lo invertido en cuestión de segundos.

No obstante, puede haber mercados de menor relevancia en lo que sea más difícil encontrar contraparte para las operaciones o, incluso, valores concretos que sean más ilíquidos de lo esperado. Así, por ejemplo, es muy probable que requiera más tiempo vender algún «chicharro» de la bolsa española que una blue chip del S&P 500.

6. Riesgo de fraude o de quiebra

Aunque no sea lo más habitual, siempre hay que contemplar la eventualidad de una quiebra de la empresa en la que invertimos o, en el peor de los casos, que cometa algún fraude que afecte gravemente a su valoración.

El caso de la compañía estadounidense Enron a principios de siglo es uno de los más conocidos en este sentido.

7. Riesgo regulatorio o legal

En este caso, nos referimos al riesgo de que una medida legislativa o algún cambio en el marco legal aplicable, afecten gravemente al valor de una inversión en concreto.

De ahí que sea tan importante la cuestión de la seguridad jurídica para los distintos actores presentes en el mercado.

Pensemos, por ejemplo, en una prohibición total de los alquileres turísticos entre particulares, que podría dejar la valoración de compañías como Airbnb totalmente «por los suelos».

8. Riesgo de apalancamiento

Operar con apalancamiento (es decir, endeudarse para financiar parte de la inversión) multiplica tanto el potencial de ganancia como el de pérdida.

Por tanto, productos como los derivados financieros (futuros, opciones, CFDs, etc.) solo son adecuados para inversores con mucha experiencia y para una parte limitada de la cartera.

9. Riesgo de crédito

Este es el típico riesgo asociado a la demora o falta de pago de una obligación previamente contraída.

Por tanto, es el riesgo que podría sufrir cualquier empresa ante un impago, pero también un particular que alquile su piso, etc.

10. Riesgo de tipo de interés

Finalmente, podemos mencionar un último tipo de riesgo financiero, que es el que está vinculado con las variaciones en los tipos de interés.

De este modo, estas variaciones pueden afectar en gran medida a la rentabilidad de muchos productos financieros, sin que el inversor tenga mucho margen de maniobra para contrarrestarlos.

Cómo afrontar los distintos tipos de riesgos financieros

Para un inversor particular, las mejores formas de mantener los riesgos financieros bajo un cierto control (o, al menos, para minimizar sus efectos) son las tres siguientes:

  • No invertir dinero que pueda necesitar en el corto o medio plazo. De lo contrario, podría tener que deshacer la inversión en el peor momento posible o, incluso, verse limitado por los plazos de liquidación de determinados tipos de activos.
  • Conocer aquello en lo que invierte. Cuanto más a fondo conozcamos un producto o categoría de activos, más conscientes seremos de los riesgos que conlleva y de cómo contrarrestarlos.
  • Diversificar ampliamente. Por tanto, lo más recomendable es distribuir la cartera en diferentes:
    • Categorías de activos.
    • Activos concretos.
    • Países o áreas geográficas.
    • Divisas.
    • Niveles de liquidez (o «liquidabilidad»).
    • Niveles de riesgo.

Por otra parte, en algunos casos, es posible asegurar o dar cobertura a determinadas inversiones mediante la contratación de seguros de impago, operaciones de cobertura del riesgo divisa, etc.

En definitiva, existe una gran diversidad de tipos de riesgos financieros, que afectan a distintas categorías de activos en distinta medida.

En todos los casos, aplicar una adecuada diversificación puede ser el mejor antídoto para mantenerlos en un nivel aceptable. Aunque, como siempre se dice, el «riesgo cero» no existe.

Rubén Vizcaíno Pena

29 Nov. 2024

7 min

Finanzas

Mercado

¿Qué es una OPA?

En este artículo veremos qué es una OPA, analizaremos los distintos tipos de OPAs que pueden existir y explicaremos cuál es el proceso, paso a paso, para llevarlas a cabo.

Además, exploraremos las diferentes motivaciones a las que pueden obedecer este tipo de operaciones, dependiendo de los casos.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Definición de OPA: ¿qué es?

Las siglas OPA hacen referencia al concepto de Oferta Pública de Adquisición.

De este modo, podemos definir una OPA como aquella operación en la que uno o varios inversores ofrecen a todos los accionistas de una compañía cotizada la compra de sus acciones, a cambio de un precio determinado (que suele ser superior al de cotización de sus títulos en el mercado).

Lo más habitual es que la oferta se realice a cambio de dinero en efectivo, aunque también puede haber OPAs mixtas, en las que se ofrece una combinación de dinero y acciones de la compañía resultante.

En la práctica, puede haber diferentes clases de OPAs, como ahora veremos.

Tipos de OPAs

Efectivamente, los principales tipos de OPAs que pueden darse son los siguientes:

1. OPA obligatoria vs. OPA voluntaria

Esta es una de las distinciones más importantes cuando hablamos de tipologías de OPAs. De este modo, tenemos que:

  • La OPA obligatoria se produce en aquellos supuestos en los que la legislación requiere que se lleve a cabo esta operación necesariamente. Son incondicionadas (no se pueden establecer condiciones adicionales) y se realizan sobre el 100% del capital de la compañía. Se da, por ejemplo, en casos en los que una entidad o un grupo de inversores alcanza el control de un cierto porcentaje del capital social, obligándoles entonces la ley a que lancen una OPA sobre el resto, para ofrecer condiciones equitativas a todos los accionistas.
  • La OPA voluntaria se da en los demás casos, cuando no existe ninguna norma que obligue a proponerla. En estos casos, el interesado puede introducir condiciones (a diferencia del caso anterior).

Sin lugar a dudas, la OPA voluntaria es mucho más habitual que la obligatoria.

2. OPA hostil o amistosa

Esta es otra de las categorizaciones de las OPAs más importantes. La diferencia radica en lo siguiente:

  • Se trata de una OPA amistosa si se lanza después de llegar a un acuerdo con el consejo de administración o los accionistas principales de la empresa opada.
  • Por el contrario, estaremos ante una OPA hostil en los demás casos. Es decir, si no existe acuerdo previo con los accionistas de la compañía en cuestión.

En cualquier caso, esta calificación no implica que la operación vaya o no a perjudicar a dichos accionistas.

3. Oferta Pública de Adquisición competidora

Este tipo de OPA se da cuando la oferta que se lanza es posterior a una propuesta de OPA precedente. Por tanto, ambas operaciones estarían compitiendo entre sí para llevarse a cabo.

4. Oferta Pública de Adquisición de exclusión

Se produce cuando la empresa en cuestión va a dejar de cotizar en la bolsa de valores, por el motivo que sea.

Por tanto, en este caso, la OPA se lleva a cabo para dar la oportunidad a los accionistas actuales de vender sus títulos y así recuperar el dinero que les corresponda.

5. OPA por toma de control

Se da en aquellos casos en los que los individuos o la empresa que realiza la oferta ya tiene el control efectivo de la compañía opada.

El objetivo es proporcionar a todos los accionistas la oportunidad de vender sus títulos en condiciones equitativas.

¿Por qué realizar este tipo de ofertas de adquisición? Motivos

La decisión de lanzar una OPA puede obedecer a distintas motivaciones, como pueden ser las siguientes:

  • Reducción de la competencia: promover una OPA sobre una empresa competidora puede deberse a la intención de eliminar a un competidor directo y quedarse con una mayor porción del mercado.
  • Búsqueda de sinergias: por distintos motivos, la fusión mediante OPA de dos compañías puede generar sinergias que aumenten la eficiencia de su funcionamiento. Por ejemplo, podría ayudar a reducir costes de fabricación o de gestión.
  • Expansión: la incorporación de la compañía opada podría ayudar a expandir el radio de acción de los promotores de la operación. Por ejemplo, porque la empresa objetivo opere en un país o área geográfica a donde no llega la que presenta la oferta.
  • Acceso a patentes o a tecnología exclusiva: en este caso, la motivación obedece al interés de utilizar herramientas, tecnologías o procesos que domina en exclusiva la empresa objeto de la OPA. Este tipo de operaciones se da mucho en el sector tecnológico, sobre todo de la mano de grandes compañías con abundantes recursos financieros para realizar adquisiciones de empresas emergentes o de menor tamaño.

Lógicamente, también pueden concurrir varios motivos diferentes en una misma operación. De hecho, es muy posible que se den al mismo tiempo la reducción de competencia, la expansión del mercado y las sinergias operativas.

Cómo se lleva a cabo una OPA: proceso paso a paso

Aunque el proceso concreto puede ser diferente según el tipo de OPA y de acuerdo con la legislación aplicable en cada país, los pasos más habituales suelen ser estos:

  • Búsqueda de la empresa objetivo. Antes de nada, los inversores o la compañía que va a presentar la OPA habrán realizado algún tipo de estudio o investigación mediante los que han llegado a la conclusión de que les conviene realizar esta operación.
  • Presentación y anuncio de la OPA. El procedimiento concreto y la documentación necesaria puede variar dependiendo de la legislación nacional aplicable y del caso de que se trate. De todos modos, siempre va a haber algún tipo de anuncio oficial y de documentación informativa para los accionistas de la compañía opada.
  • Período de aceptación. Durante el plazo que determine la normativa, los accionistas podrán decidir si aceptan o no la oferta y, por tanto, si venden o no sus acciones al precio ofertado. Para que se pueda llevar a cabo la OPA, puede requerirse que acepte un determinado porcentaje mínimo de los accionistas.
  • Ejecución y aprobación. Dependiendo de lo que indique la normativa del país en cuestión, puede ser necesario que la OPA sea aprobada por algún regulador público y que se plasme documentalmente de una forma determinada. En este sentido, hay que recordar que este tipo de operaciones pueden llegar a tener serias implicaciones para la libre competencia, por lo que suele requerirse la aprobación de ciertos organismos oficiales.

En el caso español, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) es el organismo que supervisa todo el proceso de realización de una OPA, asegurando que se cumplen todos los requisitos legalmente exigidos.

En definitiva, las OPAs son un mecanismo de gran relevancia en los mercados de valores, que pueden perseguir distintas finalidades y tener efectos muy importantes sobre el sector en cuestión.

Si eres accionista de una empresa opada, estudia a fondo los documentos de la operación, para asegurarte de tomar la decisión que más convenga a tus intereses.

Rubén Vizcaíno Pena

31 Oct. 2024

7 min

Finanzas

Aprender finanzas: ¿por dónde empezar?

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

24 Oct. 2024

7 min

Finanzas

Qué son los tipos de cambio y cómo funcionan

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

16 Sep. 2024

7 min

Finanzas

¿Cuáles son los ratios financieros más importantes?

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

19 Ago. 2024

7 min

Finanzas

¿Qué son los criterios ESG?

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

7 Ago. 2024

7 min

Finanzas

¿Qué son las opciones financieras? Tipos: call y put

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

24 Jun. 2024

7 min

Finanzas

¿Cómo aprender finanzas desde cero?

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

8 Mar. 2024

7 min

Finanzas

Finanzas básicas para emprendedores: ¡haz despegar tu negocio!

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

20 Feb. 2024

7 min

Finanzas

Mercado

¿Quién financia a una empresa?

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

6 Feb. 2024

7 min

Finanzas

Ejemplos de riesgos estratégicos en una empresa

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

25 Ene. 2024

7 min

Finanzas

¿Cuáles son los conocimientos financieros básicos?

Es indudable que cada vez hay más gente interesada en aprender finanzas, aunque no tengan intención de dedicarse profesionalmente a este tipo de cuestiones.

Y es que, aunque solo sea para aprender a ahorrar, para invertir de forma más acertada y, sobre todo, evitar errores básicos de gestión económica, saber un poco de finanzas puede ser clave.

Si es tu caso, pero no tienes claro por dónde empezar, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

¿Por qué aprender de finanzas? Ventajas y beneficios

Sin duda, toda persona debería aprender finanzas, al menos en sus fundamentos más esenciales. Así, tener ciertos conocimientos financieros básicos te ayudará a:

  • Consolidar un hábito de ahorro e inversión sostenible, para gestionar mejor tu dinero y sacarle una rentabilidad razonable.
  • Hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos, que te permita evitar sustos y detectar fugas de dinero (por ejemplo, a través de los llamados «gastos hormiga»).
  • Comprender cómo funcionan los distintos productos financieros, pudiendo elegir los más adecuados para ti y evitando posibles fraudes. Aprenderás también a diversificar tu cartera de inversión en activos de calidad.
  • Entender las noticias económicas y saber cómo afrontar las eventuales crisis.
  • Prepararte para la jubilación, complementando las pensiones públicas (o sustituyéndolas).

En general, todo esto se traduce en lograr una mayor tranquilidad financiera, minimizando el estrés asociado con el dinero.

De todos modos, estos son solo algunos de los posibles beneficios que puedes conseguir al aprender finanzas.

¿Qué conocimientos financieros debería aprender?

Aunque es difícil abarcarlas todas, estas son algunas de las cuestiones básicas que deberías abordar cuando te decidas a aprender finanzas:

1. Presupuesto de ingresos y gastos

Tener un sencillo presupuesto familiar en el que se recojan todos los gastos e ingresos mensuales, puede resultar de gran ayuda para gestionar las finanzas personales.

Y es que, en muchas ocasiones, desconocemos cuánto y en qué estamos gastando realmente, y cómo se podrían optimizar estos flujos de dinero.

2. Fondo de emergencia y ahorro

Ahorrar mes a mes un importe fijo es una de las decisiones más inteligentes que puedes tomar para mejorar tu salud financiera. Por tanto, no te limites a destinar al ahorro el sobrante a final de mes, sino un importe predeterminado que reserves en cuanto percibas tus ingresos mensuales.

Además, contar con un fondo de emergencia ahorrado para cubrir eventuales imprevistos es una precaución básica que todos deberíamos cumplir.

Aunque hay diversidad de opiniones, es suficiente con que te permita cubrir entre 6 y 12 meses de gastos.

3. Inversión

Ahorrar es un paso necesario, pero no suficiente.

Si no quieres que la inflación vaya mermando poco a poco tus ahorros, es imprescindible que los inviertas en activos financieros que te ofrezcan una cierta rentabilidad. Por ejemplo: acciones, fondos de inversión, ETFs, inmuebles, renta fija, etc.

Por supuesto, para moderar el riesgo de tus inversiones, debes siempre diversificar en productos distintos.

4. Interés compuesto

El interés compuesto es el que se calcula sobre el capital inicial y sobre el rendimiento acumulado en períodos anteriores. Por tanto, la rentabilidad anteriormente generada se acumula al capital, generando un efecto multiplicador sobre el rendimiento.

Se produce así un «efecto bola de nieve» que puede ser tan sorprendente como contrainutitivo para muchas personas.

De ahí la conveniencia de reinvertir todo o parte del beneficio generado por nuestras inversiones.

5. Activos y pasivos

Saber distinguir un activo de un pasivo es una cuestión fundamental para cualquier persona que quiera aprender finanzas.

Como sabes, los activos tienen el potencial para generar un beneficio futuro, mientras que los pasivos representan una deuda u obligación.

6. Inflación

La inflación se define como el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía, durante un período de tiempo determinado.

En la práctica, esto se traduce en una pérdida de valor del dinero.

De ahí la importancia de tenerlo invertido en algún tipo de activo que nos genere una rentabilidad que, al menos, iguale o (idealmente) supere a la tasa de inflación vigente.

El riesgo de creer que sabes

En finanzas, se da muy habitualmente el conocido como «efecto Dunning-Kruger», que es un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad.

Así, sobre todo si se tiene algo de suerte en las primeras inversiones, es muy frecuente creer que sabemos más de lo que en realidad sabemos. O que podemos predecir o controlar cuestiones que, por definición, son impredecibles e incontrolables.

En este sentido, es imprescindible tener siempre presente que:

  • Riesgo y rentabilidad se relacionan de forma inversa. No hay productos sin riesgo que produzcan rentabilidades elevadas.
  • Cada persona tiene un perfil distinto como inversor y un nivel de tolerancia al riesgo también diferente. En cualquier caso, es habitual tender a sobreestimar nuestra tolerancia al riesgo mientras no nos enfrentamos a fuertes caídas en los mercados.
  • La diversificación es la mejor forma de moderar el riesgo de nuestra cartera. Nunca es buena idea «poner todos los huevos en la misma cesta».
  • Nadie puede predecir con fiabilidad el comportamiento de los mercados y, por otra parte, «rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras».
  • Ahorro e inversión son complementarios. Solo puedes invertir si has ahorrado. Si ahorras, pero no inviertes, serás presa fácil de la inflación.
  • Construye un fondo de emergencia antes de empezar a invertir.

Teniendo claros estos principios básicos, te resultará más difícil cometer errores graves en la gestión de tus finanzas.

Cómo y dónde aprender finanzas: recursos formativos

Hoy en día, existe una enorme variedad de recursos para aprender de finanzas, especialmente a través de internet. Así, algunas de las opciones más interesantes son las siguientes:

  • Libros: existe infinidad de libros sobre inversión, finanzas para no financieros, ahorro y presupuestos, tanto en formato papel como electrónico.
  • Webs y blogs: abundan también las páginas webs y blogs especializados en temas financieros, sobre todo de ahorro e inversión. Como siempre, es importante «separar el grano de la paja» y elegir aquellos que ofrezcan mayor calidad, sin estar sesgados por posibles patrocinios o afiliaciones.
  • Newsletters especializadas: en los últimos años, han surgido muchas newsletters especializadas en información económica e inversión, tanto gratuitas como de pago, y en inglés o en español. De nuevo, lo difícil es seleccionar aquellas que, realmente, merezcan la pena.
  • Cursos online: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Por ejemplo, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.

Ahora que ya sabes por qué deberías aprender finanzas y cuál es la mejor forma de hacerlo, seguro que te resulta más fácil adentrarte en este mundo y sacar provecho a los muchos recursos disponibles.

Sin duda, estos conocimientos te ayudarán a evitar errores muy comunes y a gestionar tu dinero de la forma más segura y eficiente posible.

Rubén Vizcaíno Pena

25 Ene. 2024

7 min

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