Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
21 Ene. 2025
7 min
Economía
Finanzas
En este artículo veremos qué es el capital circulante, también llamado fondo de maniobra o working capital.
Analizaremos la relevancia de esta magnitud para las empresas, cómo se calcula y qué medidas pueden adoptarse para optimizarlo.
Podemos definir el capital circulante como los recursos financieros disponibles para cubrir las necesidades operativas diarias de una empresa.
Así, se trata de un indicador o ratio financiero esencial para la gestión empresarial, reflejando la capacidad de la compañía para cumplir con sus obligaciones de corto plazo utilizando sus activos más líquidos.
La fórmula para calcular el capital circulante es muy sencilla, expresándose del modo siguiente:
Capital Circulante = Activos Corrientes – Pasivos Corrientes
Los elementos que integran esta fórmula son dos de los grandes grupos de cuentas del balance de situación:
Se trata de todos aquellos bienes y derechos que se pueden convertir en efectivo dentro de un plazo inferior a un año.
Por tanto, aquí se incluyen:
Los pasivos corrientes representan las obligaciones que deben ser liquidadas en un periodo no superior a 12 meses, como serían:
Así, por ejemplo, si tenemos una empresa con activos corrientes por valor de 500.000 € y pasivos corrientes por 300.000 €, su capital circulante será:
500.000 – 300.000 = 200.000 €
De este modo, la empresa tendría un capital circulante positivo. Lógicamente, también podría darse el caso contrario.
Veamos qué implica cada una de estas situaciones.
Efectivamente, el resultado de aplicar la fórmula del fondo de maniobra puede arrojar dos resultados opuestos:
Cuando los activos corrientes superan a los pasivos corrientes, el capital circulante es positivo.
Esto indica que la empresa tiene suficiente liquidez para cumplir con sus obligaciones a corto plazo y manejar imprevistos, disfrutando de una buena salud financiera en el futuro inmediato.
Por el contrario, si los pasivos corrientes son mayores que los activos corrientes, el capital circulante es negativo.
Esto puede generar tensiones de liquidez que deberían ser gestionadas con rapidez para evitar problemas más graves, como una posible insolvencia.
Aunque ya hemos apuntado algunos aspectos, estas son las principales razones por las que el capital circulante es una magnitud esencial para cualquier empresa:
Como decíamos, tener una cifra adecuada de capital circulante permite a la empresa pagar sus deudas de corto plazo y cubrir los costes operativos, tales como la compra de materias primas, el pago a proveedores y los gastos salariales.
Por tanto, se evitan problemas de liquidez que pudieran entorpecer la operativa diaria u obligar a acudir al endeudamiento.
Muy relacionado con el punto anterior, al contar con liquidez suficiente en el corto plazo, se evita la posibilidad de incurrir en insolvencia.
Sin embargo, tener un capital circulante negativo puede derivar en retrasos en los pagos o, en casos extremos, incluso en la quiebra de la empresa.
Una buena gestión del capital circulante ayuda a optimizar el ciclo de explotación o conversión de efectivo. De este modo, la empresa puede convertir sus inversiones en efectivo de una manera rápida y eficiente.
Contar con un capital circulante positivo proporciona la flexibilidad necesaria para financiar nuevas oportunidades de negocio, tales como expansiones, adquisiciones o el desarrollo de nuevos productos.
De ahí que sea esencial calcular esta magnitud, ya que nos permite desarrollar una adecuada planificación estratégica para evitar problemas futuros o asumir riesgos excesivos en nuevos proyectos.
Algunas de las posibles medidas que pueden contribuir a la mejora de las cifras de capital circulante son las siguientes:
Mantener un inventario excesivo inmoviliza recursos y puede generar gastos superfluos, mientras que tener un inventario insuficiente podría afectar a la capacidad de atender pedidos.
Por tanto, la utilización de sistemas de gestión just-in-time o similares puede ser una solución efectiva para mejorar las cifras de capital circulante.
Si se logra acortar los plazos de cobro a clientes, se consigue una más rápida entrada de efectivo, mejorando los activos corrientes y, por tanto, el capital circulante.
Para alcanzar este objetivo, se puede incentivar el pronto pago ofreciendo descuentos, o bien adoptar medidas más estrictas en lo que se refiere al seguimiento de impagos o cifras de morosidad.
Se trata de la medida paralela a la anterior, ahora en el lado de la deuda.
De este modo, si se lograsen ampliar los plazos de pago a proveedores, se mantendría más tiempo el efectivo en tesorería, pudiendo optimizarse su uso para otras necesidades.
También se pueden liberar recursos mediante la reducción de costes operativos superfluos, la renegociación de contratos de servicios y otras medidas similares.
De nuevo, esa liberación de recursos permitiría mejorar la cifra de capital circulante.
Como hemos visto, la fórmula de cálculo del capital circulante consiste en una simple resta. Sin embargo, hay otra forma de analizar esta magnitud, a través de un ratio.
Como cualquier otro ratio, se expresa en forma de división:
Ratio de Capital Circulante = Activos Corrientes / Pasivos Corrientes
El resultado de esta operación puede arrojar tres posibles resultados:
Aunque el cálculo del capital circulante o fondo de maniobra nos ofrece una información muy relevante, no podemos olvidar que también tiene importantes limitaciones.
Estas son dos de las más destacadas:
En definitiva, saber qué es el capital circulante, cómo se calcula y qué medidas pueden adoptarse para mejorarlo, es fundamental para garantizar una buena salud financiera de la empresa, al menos en el corto plazo.
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