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¿Cuál fue la primera moneda del mundo?

Sin duda, descubrir la historia de cuál fue la primera moneda del mundo nos ofrece un viaje fascinante a lo largo de los siglos, cuando el dinero en metálico empieza a convivir con el trueque como medio de intercambio económico.

Desde aquellas primeras monedas de oro y plata, hasta los actuales medios de pago electrónico y las criptomonedas, la evolución ha sido sorprendente.

Pero empecemos por el principio.

¿Qué es una moneda?

El diccionario de la RAE define el término «moneda» como «pieza de oro, plata, cobre u otro metal, regularmente en forma de disco y acuñada con los distintivos elegidos por la autoridad emisora para acreditar su legitimidad y valor».

Sin embargo, antes del surgimiento de las primeras monedas, ya se realizaban intercambios económicos por diferentes medios, como ahora veremos.

El intercambio económico antes de acuñarse la primera moneda del mundo

Como ya sabrás, las sociedades primitivas y de la antigüedad recurrían al trueque como principal medio de intercambio económico.

De este modo, cada persona ofrecía los excedentes de su cosecha, animales u otros bienes, como pago de aquellos otros productos que necesitaba.

Sin embargo, este sistema tenía bastantes inconvenientes y no siempre resultaba operativo, ya que:

  • Era difícil establecer un sistema de equivalencias entre productos tan diversos, lo que daba lugar a discusiones continuas y largas negociaciones.
  • No siempre se disponía de excedentes que fueran deseables por la otra parte, de cara al intercambio económico. Por tanto, esto podía limitar el acceso a determinados productos.
  • El transporte de las mercancías para el trueque solía ser difícil y/o costoso, ya que podía tratarse de productos perecederos, mercancías pesadas, animales vivos, etc.

En este contexto, se hacía necesario disponer de algún medio de intercambio que permitiese realizar transacciones económicas de una forma más cómoda, rápida y eficiente.

Así es como comenzaron a utilizarse lingotes o pepitas de metales preciosos, fundamentalmente oro y plata. Los primeros registros de este tipo de intercambios se datan alrededor del año 2.500 a.C., en el territorio de la antigua Mesopotamia.

No obstante, esto todavía no podía considerarse como «moneda» en sentido estricto.

En otras culturas más lejanas, como la china o la africana, también se utilizaban medios de intercambio de valor que todavía no eran monedas. Así por ejemplo, está documentado el uso de miniaturas en forma de herramientas fabricadas en metales preciosos, que se utilizaban alrededor del año 1.100 a.C. en China.

En el caso de África, era frecuente el uso de conchas, cuentas y lingotes de metal como si fuesen monedas, incluso hasta épocas relativamente recientes en algunas regiones.

La creación de la primera moneda del mundo

De acuerdo con las investigaciones históricas y arqueológicas, se cree que la primera moneda del mundo surgió alrededor de finales del siglo VII a.C. en el Reino de Lidia (actual territorio de Turquía), en Asia Menor.

Estas y otras monedas de la antigüedad recibían el nombre de estáteros, y estaban fabricadas en un metal llamado electro, que es una aleación natural de oro y plata, que se encuentra en la naturaleza en distintas proporciones.

Este metal era relativamente abundante en la región de Lidia, en torno al río Pactolo, lo que explica su utilización para fabricar esta primera moneda de la historia.

Morfológicamente, la moneda lidia tenía un diseño con un león en relieve en una de sus caras, ya que era el símbolo de la dinastía gobernante.

De todos modos, y también alrededor del siglo VII a.C., fueron apareciendo otros muchos diseños en estas monedas de electro, fundamentalmente con motivos de animales o plantas, pero también incorporando estrías y otros dibujos geométricos.

Inicialmente, este tipo de grabados se hacían para demostrar la buena calidad del metal, pero también tenían como finalidad evitar que se fragmentase la moneda para fundir el metal, reduciendo el valor y peso de la moneda inicial.

Posteriormente, las ranuras que todavía perviven en los cantos de nuestras monedas actuales, fueron un sistema muy eficaz para evitar que se limase el metal.

En cualquier caso, estas primeras monedas tenían un valor superior al del propio metal que las componía. Sin duda, este es un rasgo diferencial respecto del uso de lingotes o pepitas como medio de pago, y una característica propia de las monedas a lo largo de la historia.

La expansión de las monedas en el mundo antiguo

Aquellas primeras monedas lidias sirvieron de modelo y referencia para acuñar otras similares en el área del Mediterráneo, fundamentalmente en las polis de la antigua Grecia.

Así, por ejemplo, son bien conocidos los dracmas y los tetradracmas, que solían llevar imágenes de dioses griegos, así como animales reales o mitológicos.

En el Imperio Persa, alrededor de la misma época, también se llevó a cabo la acuñación de diversas monedas, como fueron el dárico de oro y el siclo de plata.

La aparición de estas y otras monedas facilitaron el intercambio económico y el auge del comercio en el mundo antiguo, gracias a su estandarización como medios de pago.

De las monedas al dinero fiduciario y electrónico

La acuñación de monedas en metales no preciosos (como, por ejemplo, el cobre) y, sobre todo, la aparición del papel moneda, desvincularon definitivamente el valor de la moneda del metal que las componía.

De todos modos, se siguió referenciando su valor económico a un metal precioso: el oro. Así, como ya sabrás, el llamado patrón oro pervivió hasta bien avanzado el siglo XX.

Actualmente, el dinero en metálico es cada vez menos relevante en los intercambios económicos. Con la generalización de las transacciones electrónicas y las anotaciones en cuenta, el movimiento de dinero físico va perdiendo importancia.

Por último, el reciente surgimiento de las criptomonedas supone un cambio de paradigma radical, desvinculando su valor de las decisiones de una autoridad monetaria central. Así, se basan en una red descentralizada y un registro público de transacciones, que solo depende de la confianza de sus usuarios y de medidas de seguridad criptográficas.

No obstante, su capacidad para sustituir al dinero fiduciario todavía está por ver.

En cualquier caso, no cabe duda de que la evolución del dinero metálico desde la aparición de la primera moneda del mundo hasta nuestros días resulta fascinante. Y, con toda probabilidad, el próximo capítulo de esta historia resultará tanto o más interesante que los anteriores.

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Rubén Vizcaíno Pena

2 Dic. 2024

7 min

Economía

¿Qué es la política monetaria restrictiva?

Si no tienes claro qué es la política monetaria restrictiva, qué entidades se encargan de decidirla e implementarla o cuáles son sus principales objetivos y herramientas, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Sin duda, es un recurso esencial para la buena gestión económica de cualquier país, aunque no esté exenta de ciertas limitaciones o pueda ocasionar consecuencias indeseadas.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

¿Qué es la política monetaria? Definición

Antes de profundizar en lo que es la política monetaria restrictiva, es importante tener claro el concepto de política monetaria en general.

Así, tal y como nos dice el Banco de España en su página web oficial, podemos definir la política monetaria como aquel «conjunto de decisiones y medidas que toma la autoridad monetaria de un país para influir en el coste y la disponibilidad del dinero en la economía».

Veamos quiénes son los encargados de diseñar e implementar este tipo de políticas.

¿Quién ejecuta la política monetaria restrictiva?

Las entidades que se encargan de diseñar y aplicar las distintas medidas de política monetaria restrictiva son los bancos centrales de cada país (o conjunto de países).

Así, tenemos, por ejemplo:

  • La Reserva Federal (Fed), en el caso de los Estados Unidos.
  • El Eurosistema, en el caso de la zona euro, dentro de la Unión Europea. Como sabes, el Eurosistema está integrado por el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales de los distintos países miembros.

Pero ¿qué es exactamente la política monetaria restrictiva que pueden aplicar estas entidades?

Política monetaria restrictiva: ¿qué es?

En pocas palabras, la política monetaria restrictiva es un conjunto de medidas que persiguen controlar la inflación y moderar el sobrecalentamiento económico, incidiendo en la reducción de la oferta monetaria y de los tipos de interés.

En última instancia, se trata de asegurar un crecimiento económico saludable y sostenible a medio y largo plazo. 

Por tanto, se trata de medidas opuestas a las de la política económica expansiva, que precisamente persigue estimular la economía mediante la inyección de liquidez y la reducción de tipos de interés.

Veamos, pues, cuáles son los principales objetivos de la política monetaria restrictiva.

Objetivos de la política monetaria restrictiva

En las fases del ciclo económico donde los indicadores económicos están en máximos y existe una sensación de «burbuja», con una elevada inflación, se hace necesario adoptar políticas monetarias restrictivas que tiendan a estabilizar la situación.

En este sentido, los objetivos concretos que se suelen perseguir son los siguientes:

  • Controlar la inflación: sin duda, tratar de reducir la inflación es una de las prioridades de las autoridades monetarias en estas etapas del ciclo. Y es que una inflación elevada erosiona gravemente el poder adquisitivo de los consumidores, afecta de forma negativa a los ahorros y puede generar distorsiones en la economía, al crear incertidumbre sobre el valor futuro de los bienes y servicios.
  • Fomentar un crecimiento sostenible: si la economía crece demasiado rápido, se corre el riesgo de generar burbujas en sectores clave, como el inmobiliario o el financiero (que es precisamente lo que sucedió en el año 2008). Por tanto, estas situaciones pueden desembocar en crisis profundas cuando dichas burbujas estallan. De ahí que la política restrictiva trate de actuar como un freno que impida que las economías crezcan más allá de sus límites sostenibles.
  • Fortalecimiento de la moneda nacional: el incremento de tipos de interés suele atraer inversiones extranjeras, fomentando la demanda de la divisa nacional y haciendo subir su valor frente a otras monedas. Así, pueden abaratarse las importaciones, aunque también es cierto que las exportaciones se volverán menos competitivas.

Para lograr estos y otros objetivos, la política monetaria restrictiva cuenta con distintas herramientas. Veamos cuáles son las más importantes.

Principales herramientas de la política monetaria restrictiva

Las herramientas más relevantes con las que cuentan los bancos centrales para implementar una política monetaria restrictiva son las siguientes:

1. Incremento de los tipos de interés

Sin duda, esta es la herramienta que más habitualmente se utiliza para implementar políticas monetarias restrictivas.

De este modo, cuando se aumentan los tipos, se produce un encarecimiento del coste del crédito. Así, los préstamos para consumo o inversión se vuelven menos atractivos, lo que reduce la demanda en la economía.

Por otra parte, esto también implica que los productos de ahorro tiendan a ser más rentables y atractivos, lo que incentiva a los consumidores a ahorrar más y gastar menos (enfriando así la economía).

2. Reducción de la oferta monetaria

Los bancos centrales pueden acudir a la venta de activos para disminuir la oferta de dinero en circulación, enfriando así la economía.

De este modo, las instituciones financieras comerciales tienen más dificultades para ofrecer préstamos a sus clientes, lo que contribuye a la desaceleración en el sector privado.

3. Aumento de los coeficientes de reservas

Finalmente, es posible que las autoridades monetarias impulsen modificaciones normativas que obliguen a los bancos comerciales a incrementar el porcentaje de dinero que mantienen en reserva.

De nuevo, esto incide en una menor disponibilidad de fondos para ofrecer créditos y, en consecuencia, reduce el dinero en circulación.

Efectos de las políticas monetarias restrictivas en la economía

Aunque ya hemos apuntado algunas cuestiones, la política monetaria restrictiva suele impactar de dos grandes formas en la economía real:

  • Efectos sobre el consumo y la inversión: con el incremento de los tipos de interés, es más caro y difícil acceder a créditos al consumo, hipotecas y similares. Por tanto, las familias van a disminuir sus niveles de consumo, destinando más recursos al ahorro (como veremos en el siguiente punto). En el caso de las empresas, el aumento del coste del crédito suele frenar muchas decisiones de inversión, afectando a su capacidad de crecimiento y expansión.
  • Efectos de la política monetaria restrictiva en los mercados financieros: como veíamos, las familias pueden posponer decisiones de consumo, priorizando el ahorro. Aquí no solo influye la dificultad de acceso al crédito, sino también el mayor atractivo de los productos de ahorro. Por otra parte, las decisiones de inversión van a pivotar desde los activos más arriesgados (como las acciones) hacia otros de menor riesgo (bonos, letras del Tesoro, obligaciones, etc.), que han visto crecer su atractivo por la subida de tipos.

Por supuesto, como todas las medidas de política económica y monetaria, estas medidas restrictivas también pueden producir consecuencias indeseadas.

Veamos las más importantes.

Potenciales efectos adversos de la política monetaria restrictiva

Algunas de las posibles consecuencias negativas de estas políticas monetarias restrictivas son las siguientes:

  • Riesgo de desaceleración económica, ya que el incremento de tipos y la reducción de la oferta monetaria van a contraer la demanda interna (consumo e inversión).
  • Aumento del desempleo, debido a que las empresas tienen dificultades de acceso a crédito y no son capaces de afrontar nuevas inversiones en producción o expansión. Por supuesto, esto se ve reforzado por la disminución del consumo por parte de los particulares.
  • Volatilidad en los mercados financieros, especialmente en los de renta variable, debido al movimiento de fondos hacia tipos de activos más seguros.
  • Impacto en la desigualdad económica, ya que ciertas capas de la sociedad (con menores ingresos), van a verse más perjudicadas por las dificultades de acceso al crédito, ya sea para el consumo o para la vivienda.
  • Impacto en la gestión de la deuda pública, ya que se encarece el endeudamiento del sector público, limitando la capacidad de los gobiernos para afrontar otro tipo de políticas públicas y medidas de gasto social.
  • Posibles efectos deflacionarios, en aquellos casos en que las políticas restrictivas se apliquen de manera excesiva. En este sentido, una caída generalizada de los precios puede desincentivar el consumo y la inversión, provocando un ciclo negativo de contracción económica, con efectos todavía más desfavorables que los de la inflación.

En definitiva, ahora que ya hemos visto qué es la política monetaria restrictiva, seguro que puedes comprender mejor su importancia en situaciones donde el sobrecalentamiento económico sea insostenible a medio plazo.

Bien aplicada, es una herramienta imprescindible para lograr un adecuado equilibrio entre crecimiento económico, estabilidad de precios y pleno empleo.

De todos modos, el gran desafío de los bancos centrales es aplicar estas políticas con precaución, para evitar los posibles efectos secundarios negativos que hemos mencionado, como la recesión o el desempleo.

Rubén Vizcaíno Pena

25 Nov. 2024

8 min

Economía

¿Qué es la política monetaria expansiva?

Si no tienes claro qué es la política monetaria expansiva, qué entidades la diseñan y ejecutan o cuáles son sus principales objetivos y herramientas, en este artículo trataremos de dar respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de un recurso que desempeña un papel fundamental en la gestión de la economía de cualquier país, para tratar de alcanzar objetivos macroeconómicos como la estabilidad de precios o el crecimiento económico.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Definición de política monetaria: ¿qué es?

Antes de profundizar en lo que es la política monetaria expansiva, es crucial entender el concepto básico de política monetaria en general.

Si acudimos a la definición oficial del Banco de España, nos encontramos con el siguiente concepto:

«Conjunto de decisiones y medidas que toma la autoridad monetaria de un país (o de un conjunto de Estados, como en el caso del área euro) para influir en el coste y la disponibilidad del dinero en la economía».

De este modo, los responsables de diseñar y ejecutar las políticas monetarias son los bancos centrales de cada país (o conjunto de países). Por ejemplo:

  • El Eurosistema, en el marco de la zona euro. Como sabes, está compuesto por el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales de los países miembros.
  • La Reserva Federal (Fed), en el caso de los Estados Unidos.

Básicamente, existen dos grandes tipos de política monetaria: la expansiva (o de estímulo) y la restrictiva. En este artículo nos centraremos en la primera de ellas.

Objetivos de la política monetaria expansiva

Básicamente, con la política monetaria expansiva se persigue estimular el crecimiento económico en momentos de desaceleración o recesión.

Así, en estas fases del ciclo económico en las que los niveles de consumo e inversión suelen disminuir, incrementándose el desempleo y bajando la producción, los bancos centrales recurren a este tipo de políticas económicas expansivas, con los siguientes objetivos fundamentales:

  • Fomentar el crecimiento económico: al aumentar la cantidad de dinero disponible y reducir los tipos de interés, los bancos centrales facilitan el acceso al crédito. Esto estimula tanto el consumo como la inversión empresarial, promoviendo el crecimiento del PIB.
  • Estimular el consumo y la inversión: la política monetaria expansiva busca reducir el coste del crédito, lo que incentiva a los consumidores a gastar más y a las empresas a invertir en nuevos proyectos e instalaciones, o a incrementar la capacidad productiva de las ya existentes.
  • Aumentar los niveles de empleo: con el impulso del consumo y la inversión, las empresas necesitarán contratar a más trabajadores para satisfacer la creciente demanda, lo que tiende a reducir las tasas de desempleo (aunque el efecto no sea tan inmediato en la práctica).

Para lograr estos objetivos, las autoridades monetarias disponen de una serie de herramientas de distinto tipo, como ahora veremos.

Principales herramientas de política monetaria expansiva

Aunque ya hemos mencionado algunas, estas son las herramientas más importantes para poder implementar políticas monetarias expansivas:

  • Reducción de los tipos de interés: sin duda, bajar los tipos de interés, para así reducir el coste de los préstamos, es una de las herramientas más utilizadas para implementar una política monetaria expansiva. De este modo, cuando los tipos son bajos, tanto los particulares como las empresas pueden pedir prestado más fácilmente, lo que favorece el consumo y la inversión.
  • Compra de activos financieros: la llamada «expansión cuantitativa», quantitative easing o QE consiste en la compra masiva de activos financieros por parte de los bancos centrales. Por ejemplo, bonos del Estado u otros títulos de deuda. Al adquirir estos activos, las autoridades monetarias inyectan liquidez en el sistema financiero, lo que incrementa la cantidad de dinero en circulación y contribuye a reducir todavía más los tipos de interés a largo plazo.
  • Reducción del coeficiente de reservas: aunque es menos habitual, también es posible que las autoridades monetarias permitan que las entidades financieras tengan inmovilizada una menor cantidad de reservas obligatorias en el banco central. De este modo, dispondrán de más dinero para préstamos, inyectando liquidez en la economía.

En épocas recientes, hemos visto muchos ejemplos de este tipo de políticas monetarias expansivas. Así, en dos de las crisis más importantes de las últimas décadas, se adoptaron medidas de estímulo como las que acabamos de mencionar:

  • Crisis inmobiliaria, financiera y recesión de 2008, cuando se pusieron en marcha muchas medidas de expansión cuantitativa, tanto en Estados Unidos como en Europa.
  • Pandemia de covid-19, cuando se aplicaron grandes bajadas de los tipos de interés oficiales, además de impulsarse otros paquetes de estímulo económico de alcance masivo, para incrementar la liquidez en el sistema.

Aunque algunas de estas políticas son discutidas desde determinadas posiciones teóricas o políticas, en la práctica, siguen siendo generalmente impulsadas en todo el mundo.

Veamos cuáles son las principales críticas que suelen destacarse en este sentido.

Riesgos y desventajas de las políticas monetarias expansivas

Efectivamente, aunque la política monetaria expansiva lleva utilizándose desde hace mucho tiempo, también se han señalado ciertas limitaciones, riesgos y desventajas que pueden llegar a implicar en la práctica.

Estas son las cuestiones que más a menudo se destacan, principalmente desde posiciones ideológicas contrarias al intervencionismo estatal (Escuela Austríaca, por ejemplo):

  • Posible contribución al incremento de la inflación: es difícil negar que las medidas expansivas y el incremento de la masa monetaria en circulación pueden generar presiones inflacionarias. Y es que, si la oferta de bienes y servicios no crece al mismo ritmo que la demanda, los precios van a tender a aumentar significativamente.
  • Desincentivación del ahorro: los tipos de interés bajos suponen que muchos productos de ahorro vean disminuido su atractivo, priorizándose muchas veces el consumo inmediato. Al mismo tiempo, la inflación ayuda también a que el consumidor vea preferible gastar ahora que en el futuro, cuando los precios se prevé que sean más elevados.
  • Creación de burbujas financieras: los tipos de interés bajos y la elevada liquidez pueden incentivar la especulación en los mercados financieros, lo que podría provocar la formación de burbujas en ciertos tipos de activos, como, por ejemplo, las acciones cotizadas en la bolsa de valores.
  • Efectividad limitada a largo plazo: si los tipos de interés ya están considerablemente bajos (o, incluso, cercanos a cero), la efectividad de la política monetaria expansiva puede verse muy limitada, cayéndose en lo que se denomina «trampa de liquidez».

En cualquier caso, a medio o largo plazo (según la duración del ciclo económico), es probable que la situación económica se invierta completamente, pasándose a requerir políticas monetarias más restrictivas,

En definitiva, ahora que ya hemos visto qué es la política monetaria expansiva, seguro que puedes tener una idea más completa de cuáles son sus objetivos y sus principales herramientas.

Además, como acabamos de mencionar, no debe olvidarse que este tipo de medidas también tienen importantes limitaciones en la práctica, por lo que no están exentas de críticas, especialmente desde posiciones políticas o teóricas contrarias al intervencionismo estatal en la economía.

Rubén Vizcaíno Pena

20 Nov. 2024

7 min

Economía

¿Cómo medir los ciclos económicos?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

11 Nov. 2024

8 min

Economía

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En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

29 Oct. 2024

8 min

Economía

Economistas austríacos: referentes de la Escuela Austríaca

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

17 Oct. 2024

8 min

Economía

Índice de Confianza del Consumidor: ¿en qué consiste?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

16 Sep. 2024

8 min

Economía

¿Cuáles son los ciclos económicos en España?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

12 Sep. 2024

8 min

Economía

¿Cuál es el ciclo económico según Kondratieff?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

28 Ago. 2024

8 min

Economía

¿Qué es el PIB nominal?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

14 Ago. 2024

8 min

Economía

¿Cómo son los ciclos económicos según Hayek?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

7 Ago. 2024

8 min

Economía

¿Qué es el PIB per cápita?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

7 Ago. 2024

8 min

Economía

¿Cuáles son las fases de los ciclos económicos?

En este artículo veremos cómo se miden los ciclos económicos, qué indicadores y herramientas pueden utilizarse en la práctica y qué dificultades o desafíos implica esta tarea.

Como verás, se trata de un análisis de enorme importancia tanto para empresarios e inversores, como para los gobiernos, bancos centrales y autoridades monetarias.

Pero, antes de nada, recordemos la definición de ciclo económico.

¿Qué son los ciclos económicos? Definición y fases

En pocas palabras, los ciclos económicos son un conjunto de fases de expansión y contracción (recesión) que atraviesa la economía de un país o región, de forma sucesiva y recurrente.

Así, la economía funciona en etapas cíclicas, estructuradas en 4 grandes fases que se van enlazando sucesivamente:

  1. Recuperación y expansión: después de una anterior fase de depresión, la economía empieza a dar signos de entrar en recuperación, que se van consolidando a medida que los agentes económicos ganan confianza.
  2. Auge: es la fase culminante del ciclo económico, donde reina el optimismo en las bolsas y la mayoría de indicadores económicos se sitúan en máximos. No obstante, de forma inicialmente sutil, la economía comenzará a mostrar los primeros síntomas de agotamiento.
  3. Crisis y recesión: la economía ya muestra claras señales de crisis, desatándose las alarmas en los mercados y entrándose, poco a poco, en una etapa recesiva. Cae la producción, la inversión y el empleo, produciéndose grandes bajadas en los mercados bursátiles.
  4. Depresión: es el momento más bajo de todo el ciclo económico. Con la producción y el empleo ralentizados y una escasa demanda por parte de los consumidores, toda la economía se contrae. En los mercados financieros, se produce un sentimiento de capitulación, con una salida masiva de inversores.

La duración de los ciclos económicos (y de las fases que los integran) puede ser muy variable, existiendo ciclos que se agotan en 3 o 5 años, mientras que otros pueden abarcar 50 años o más. Así, además de su propia variabilidad, también influye el enfoque o criterio que se utilice para delimitarlos.

¿Por qué es importante saber cómo se miden los ciclos económicos?

Medir los ciclos económicos con cierta precisión tiene una gran relevancia en distintos ámbitos y para diferentes actores:

  • Los gobiernos pueden diseñar e implementar medidas de política económica más eficaces y puntuales en el tiempo. Por ejemplo, medidas de política fiscal, gasto público, empleo, etc.
  • Los bancos centrales y autoridades monetarias pueden ajustar los tipos de interés y la oferta monetaria para controlar la inflación o estimular el crecimiento, dependiendo de la fase del ciclo económico en la que nos encontremos.
  • Las empresas pueden planificar mejor su actividad, incluso adelantándose a los cambios de fase, para incrementar su eficiencia y mejorar resultados.
  • Los inversores tienen la posibilidad de ajustar la composición de sus carteras, acompasándolas a la evolución del ciclo.

Por tanto, más allá de estudios teóricos o académicos, saber cómo se miden los ciclos económicos tiene un impacto decisivo en la práctica.

¿Qué indicadores podemos utilizar para medir los ciclos económicos?

Existen distintos indicadores económicos que se suelen utilizar para medir los ciclos económicos. Así, algunos de los más destacados son los siguientes:

  • Producto Interior Bruto (PIB): como sabes, esta magnitud mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. A estos efectos, se utiliza tanto el PIB nominal como el PIB real, así como el PIB per cápita.
  • Índice de Precios al Consumo (IPC): es el principal indicador de la inflación de un país o región. Por tanto, mide cuál es el aumento general de los precios de bienes y servicios en esa economía, algo que fluctúa considerablemente dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.
  • Tasa de desempleo: refleja cómo la evolución del ciclo económico se traslada al mercado laboral. Como luego veremos, este es un indicador rezagado, ya que los efectos tardan un cierto tiempo en manifestarse en el empleo.
  • Índice de Producción Industrial: mide la actividad de producción en ciertos sectores o industrias representativas a nivel nacional. Como es lógico, crecerá en épocas expansivas y bajará en etapas recesivas.
  • Índice de confianza del consumidor: refleja las expectativas del consumidor en relación con la situación económica percibida.
  • Ventas minoristas y consumo: son un buen indicador del comportamiento del consumidor, que también fluctúa dependiendo de la fase del ciclo en la que nos encontremos.

Como puedes intuir, la información que nos ofrecen los distintos indicadores encaja en un marco temporal distinto. Veamos esta cuestión más en detalle:

Indicadores adelantados, coincidentes y rezagados

Efectivamente, en la medición de los ciclos económicos, se utilizan indicadores que se clasifican en tres categorías distintas:

  • Indicadores adelantados: son los que, hasta cierto punto, nos permiten anticipar o predecir los cambios en el ciclo económico antes de que ocurran. Un ejemplo típico es el índice de confianza del consumidor. Pero también podríamos fijarnos en la evolución de las solicitudes de licencias de obras, de las licencias de apertura y otros parámetros similares.
  • Indicadores coincidentes: son los que se sincronizan con la propia evolución del ciclo. Por ejemplo, los datos del PIB trimestral o la información sobre consumo y ventas minoristas.
  • Indicadores rezagados: son aquellos que nos ofrecen información a posteriori, ya que se fijan en parámetros o magnitudes que recogen los efectos del ciclo con retraso. Por ejemplo, los datos de desempleo e inflación reflejarán los cambios de fase mucho después de haberse producido.

¿Qué herramientas se utilizan para medir los ciclos económicos?

Las instituciones gubernamentales, autoridades monetarias y organismos de investigación utilizan diferentes herramientas y sistemas para tratar de medir los ciclos económicos.

Fundamentalmente, tenemos dos grandes tipos de herramientas:

  • Modelos económicos: se trata de herramientas de análisis que permiten estudiar (y, en ciertos casos, predecir) el comportamiento de una economía a partir de ciertos datos. Uno de los más utilizados es el modelo de Hicks-Hansen, también llamado IS-LM, que muestra la interacción entre los mercados reales y los monetarios.
  • Herramientas y métodos estadísticos: sin duda, el análisis estadístico es la principal herramienta que se utiliza para medir los ciclos económicos. En este sentido, aquí destaca el análisis de series temporales de datos, moduladas por diferentes sistemas, filtros o herramientas (filtro de Hodrick-Prescott, análisis espectral, algoritmos de Burns y Mitchell, etc.).

Sin duda, el desarrollo del Big Data y la ciencia de datos, unido a las innovaciones en materia de Inteligencia Artificial, van a permitir una gran mejora en la forma en la que se miden y analizan los ciclos económicos.

No obstante, los desafíos y dificultades que nos encontramos en esta tarea son también muy importantes. Así, por ejemplo, tenemos que:

  • A pesar de toda la información disponible, es muy difícil anticiparse con precisión a los cambios de fase. Los momentos de picos o valles máximos sólo pueden verse a posteriori, en la mayoría de casos.
  • Existen imprevistos o fenómenos extraordinarios que pueden alterar completamente el panorama. Son esos «cisnes negros» que nadie puede anticipar, como sucedió con la crisis de 2008 o en la reciente pandemia de covid-19.

En definitiva, aunque se haya avanzado mucho en la cuestión de cómo se miden los ciclos económicos, siguen existiendo desafíos que no son fáciles de superar en la práctica.

Rubén Vizcaíno Pena

20 Jun. 2024

8 min

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