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¿En qué consiste una amortización? Tipos

En este artículo veremos qué es la amortización y cuáles son los principales tipos que existen, así como los sistemas de amortización más utilizados en la práctica contable.

Sin duda, se trata de un concepto clave en contabilidad, pero también en la industria financiera, fundamentalmente en relación con la cancelación de préstamos bancarios.

Pero, antes de entrar en detalle, veamos una definición básica del concepto de amortización.

¿Qué es la amortización? Definición

El diccionario nos dice que amortizar es, entre otras cosas, «redimir o extinguir el capital de un censo, préstamo u otra deuda».

Por tanto, esta es una definición que encajaría principalmente con los préstamos bancarios.

Sin embargo, el concepto de amortización es mucho más amplio.

Así, en términos generales, podemos definir la amortización como el proceso de reparto de un gasto o coste a lo largo del tiempo.

Con este concepto general podemos abarcar todos los casos.

Así, en el supuesto del préstamo, la deuda se distribuye a lo largo del tiempo, pagando cuotas mensuales mediante las que se amortiza el capital principal.

Pero lo mismo sucede con las amortizaciones contables de bienes del inmovilizado. De este modo, por ejemplo, el coste de una máquina o de un vehículo se va amortizando a lo largo de su vida útil, de acuerdo con las normas que sean aplicables.

Tipos de amortización: de activos o de pasivos

Como acabamos de ver, cuando hablamos de amortización, nos encontramos con dos grandes tipos: la amortización de activos y la amortización de pasivos.

Recordemos brevemente estos dos conceptos financieros básicos:

  • Activo: es un recurso (tangible o intangible) con valor económico y que tiene la capacidad de generar un beneficio futuro. Por ejemplo, una máquina, un edificio, una inversión financiera, etc.
  • Pasivo: es una obligación financiera o deuda que tiene una empresa o un individuo. Por ejemplo, un préstamo o una hipoteca.

Veamos, pues, cómo funcionan estos dos tipos de amortización en la práctica.

Sistemas de amortización de pasivos

Como decíamos, llamamos amortización de un préstamo (o de cualquier otro pasivo) a la cancelación gradual de la deuda, mediante pagos periódicos.

En este ámbito, los dos sistemas de amortización más conocidos son el francés y el alemán:

  • El sistema francés es el más utilizado para préstamos hipotecarios y similares. Aquí la amortización se realiza mediante cuotas fijas, siempre del mismo importe. Cada cuota incluye una parte de intereses y otra del capital a devolver. Por tanto, al ser fijo el importe de la cuota, la parte de intereses cada vez será más pequeña (ya que se calcula sobre el capital que va quedando pendiente de devolución), mientras que la de amortización de capital será cada vez mayor (manteniéndose la cuota constante).
  • El sistema alemán utiliza cuotas decrecientes en lugar de fijas. Así, la parte que corresponde a la amortización del capital es siempre igual, mientras que la parte destinada al pago de intereses va disminuyendo a lo largo del tiempo.

El sistema alemán es algo muy residual en nuestro país, donde prácticamente solo se utiliza el método de amortización francés.

Amortización de activos

El tema de la amortización contable de activos es realmente muy amplio y complejo, con toda una casuística difícil de resumir en un artículo como este.

De todos modos, vamos a explicar sus aspectos más importantes.

Como decíamos, amortizar un activo implica distribuir su coste a lo largo de su vida útil.

Por ejemplo, si una empresa adquiere una máquina para su proceso de producción, no es lógico que se considere como un gasto del año en el que la compra, sino que debería tratarse como gasto de cada uno de los años en los que esté en funcionamiento.

Esto va a reflejar de forma más correcta lo que en contabilidad se denomina «imagen fiel», al ir recogiendo la depreciación natural del bien en cuestión (tanto por el paso del tiempo, como por el propio uso o, incluso, por la obsolescencia técnica o comercial).

Veamos más en detalle las principales características de la amortización de activos:

¿Qué activos pueden amortizarse?

Fundamentalmente, se amortizan los bienes del inmovilizado de las siguientes categorías:

  • Inmovilizado material, como puede ser una máquina, un vehículo, etc.
  • Inmovilizado inmaterial, como podría ser una patente.
  • Edificios afectos al negocio de que se trate.

Como es lógico, no pueden amortizarse los terrenos, ya que no se desgastan por el uso.

En nuestro país, la norma que regula este tipo de amortizaciones es el Plan General de Contabilidad, aprobado mediante Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre.

Cómo se calcula la amortización

Para calcular la amortización de un bien de inmovilizado, tenemos que manejar tres parámetros fundamentales:

  • La base de amortización, que se calcula restándole al precio de adquisición del bien (o a su coste de producción), el valor residual. Este último es el valor que tendría el bien al final de su vida útil (que puede que no sea cero).
  • La vida útil es el número de años que se prevé que vaya a durar el activo. Generalmente, se emplean unas tablas de amortización que fijan la duración estándar para cada tipo de bienes del inmovilizado.

A partir de aquí, pueden utilizarse distintos métodos o sistemas de cálculo para distribuir la depreciación del bien a lo largo de su vida útil.

Veamos algunos de los más habituales.

Sistemas de amortización de activos

Aunque hay muchos métodos de cálculo de la amortización de inmovilizado, mencionaremos únicamente los dos más conocidos:

  • Amortización lineal o constante: es la más utilizada en la práctica. Consiste en distribuir el valor del activo de manera uniforme a lo largo de su vida útil. Por tanto, se amortiza la misma cantidad cada año.
  • Amortización decreciente: consiste en asignar una mayor cantidad de amortización durante los primeros años de vida del activo, reduciendo progresivamente la cuantía a medida que transcurre el tiempo. Este sistema de amortización se basa en la idea de que algunos activos, como pueden ser la maquinaria o los vehículos, pierden más valor en los primeros años de uso que en los últimos.

En definitiva, aunque solo hemos visto los aspectos más básicos de lo que es la amortización y sus distintos tipos, puede ser un buen punto de partida para quien quiera profundizar en estas cuestiones.

En este sentido, las normas del Plan General de Contabilidad y las instrucciones del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) son dos recursos imprescindibles para quienes quieran ampliar información.

Rubén Vizcaíno Pena

6 Nov. 2024

7 min

Curso Finanzas

Educación financiera: ¿qué es?

En este artículo veremos qué es la educación financiera, por qué es tan importante tener unos conocimientos básicos de finanzas y cuáles son las áreas más importantes para cualquier persona no especializada.

Además, analizaremos los principales beneficios de tener una cierta cultura financiera y veremos cuál es la mejor forma de adquirirla.

Sin duda, el curso de finanzas para no financieros de VIBE puede ser una magnífica opción en este sentido.

¿Qué es la educación financiera? Definición

En una definición muy básica, podemos decir que la educación financiera es el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten a una persona tomar decisiones adecuadas en relación con sus finanzas personales.

Por tanto, nos referimos a la comprensión de conceptos económico-financieros fundamentales, no solo en el plano teórico, sino también en la práctica del día a día.

Así, como luego veremos, es imprescindible entender cómo funciona el ahorro y la inversión, en qué consiste el crédito, cómo manejar las deudas, etc.

Como puedes imaginar, se trata de cuestiones de enorme relevancia.

Importancia de la educación financiera: beneficios

Efectivamente, tener la suficiente educación financiera puede evitar que cometas errores básicos en la gestión de tu patrimonio y ayudarte a rentabilizar tus ahorros sin incurrir en riesgos excesivos.

En este sentido, algunos de sus beneficios más evidentes son estos:

  • Reducir el estrés financiero, al hacer una mejor gestión de las deudas y del ahorro.
  • Lograr una mayor independencia económica, a través de la construcción de un fondo de emergencia, el control de deudas y la rentabilización del ahorro a través de la inversión.
  • Tener una mejor comprensión de los productos financieros, previniendo que seas víctima de los múltiples fraudes que abundan en nuestros días.
  • Adquirir cultura financiera: finalmente, también te ayudará a interpretar de forma más acertada la situación económica general, entender las noticias financieras y prepararte para afrontar crisis de todo tipo.

Como puedes ver, son ventajas realmente importantes, a las que puedes acceder si, al menos, cuentas con una educación financiera básica.

Cómo adquirir una buena educación financiera

Para adquirir una educación financiera suficiente para el día a día, dispones de muchos recursos a tu alcance. Por ejemplo:

  • Libros: existe multitud de libros de finanzas básicas, de introducción a la inversión o de finanzas para no financieros. Sin duda, son una buena vía de entrada para aprender sobre estos temas.
  • Cursos: hay diversos cursos de finanzas que te pueden ayudar a mejorar tu educación financiera. Como decíamos, el curso de VIBE puede ser una muy buena opción en este sentido.
  • Webs: páginas oficiales como las de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), blogs financieros y otras webs pueden ser fuentes valiosas para aprender finanzas. No obstante, es más difícil encontrar información completa y bien estructurada. 

Por tanto, cada vez hay más recursos educativos disponibles para quien quiera aprender finanzas partiendo de cero. Pero ¿qué contenidos debería tener un buen programa de educación financiera?

Los exploramos a continuación.

¿Qué se aprende en educación financiera? Contenidos

Aunque cada programa puede ser distinto, un buen aprendizaje de educación financiera debería abarcar, al menos, los siguientes aspectos clave:

1. Ahorro

Como sabes, ahorrar es reservar una parte de los ingresos para utilizarlos en un momento futuro.

Pueden dedicarse a objetivos específicos y predeterminados (compra de vivienda, educación de los hijos, etc.), o bien para una finalidad más amplia (complementar la jubilación, ganar independencia financiera, etc.).

En cualquier caso, es una red de seguridad que puede ayudarte a afrontar cualquier imprevisto.

De ahí que sea tan recomendable contar con un fondo de emergencia que, eventualmente, te permita hacer frente a entre 6 y 12 meses de gastos, en caso de perder tu fuente de ingresos.

Para conseguir tus objetivos de ahorro, lo ideal es automatizar este proceso, programando una transferencia que, a principios de cada mes, traspase el importe que decidas a otra cuenta bancaria distinta. Esto es a lo que muchos se refieren como el principio de «pagarse a uno mismo primero».

2. Inversión

Aunque el ahorro es imprescindible, si te limitas a guardar ese dinero en una cuenta corriente, poco a poco verá mermado su poder adquisitivo por efecto de la inflación.

Sin embargo, si destinas parte de ese ahorro a adquirir activos de inversión (acciones, bonos, inmuebles, etc.), podrás obtener una rentabilidad que se irá acumulando con el paso del tiempo, haciendo crecer tu capital de forma muy importante.

Lógicamente, invertir conlleva riesgos, tanto más altos cuanto mayor sea el potencial de rentabilidad.

De ahí que sea absolutamente imprescindible diversificar en distintos tipos de activos, productos, mercados, países y divisas. Es lo que, coloquialmente, se conoce como «no poner todos los huevos en la misma cesta».

3. Presupuesto

Presupuestar implica hacer una previsión de ingresos y gastos. Esto se puede aplicar tanto a una empresa, como a una Administración Pública o a personas físicas.

Contar con un sencillo presupuesto personal o familiar puede ayudarte a planificar mejor tus finanzas, evitar sustos y ser más eficiente en la gestión del dinero.

De hecho, a menudo, el mayor problema es no saber con exactitud cuánto gastamos en nuestra vida diaria.

4. Crédito y deuda

Los préstamos y créditos son instrumentos financieros que pueden ser muy útiles para distintas situaciones. Por ejemplo, para la adquisición de una casa, para poner en marcha un negocio, etc.

Sin embargo, el sobreendeudamiento y el mal uso de préstamos personales o tarjetas de crédito es tan frecuente como peligroso para las finanzas personales o familiares.

5. Planificación de la jubilación

Ante un panorama donde el sistema de pensiones públicas se enfrenta a desafíos de difícil resolución, contar con un plan alternativo de jubilación puede ser clave para no comprometer nuestro bienestar futuro.

Por tanto, dentro de la educación financiera, es también imprescindible conocer cómo funcionan los planes de pensiones, qué ventajas fiscales ofrecen y cuál es la mejor alternativa, dentro de las muchas disponibles en el mercado.

¿Por qué no tenemos una buena educación financiera? Desafíos

Diversos estudios de la OCDE y otras instituciones nacionales e internacionales han comprobado que el nivel de educación financiera de la ciudadanía no está al nivel deseable en la mayoría de países.

Aunque las posibles causas son muchas, podemos destacar algunos de los retos de futuro que se deberían afrontar lo más pronto posible:

1. Inexistencia de la educación financiera en el currículo escolar

En España, la educación financiera es prácticamente inexistente durante toda la etapa educativa obligatoria e, incluso, posteriormente.

Sin duda, resolver esta cuestión no es algo fácil, ya que no resulta sencillo encajar una nueva asignatura en el currículo, dotar a los centros de personal docente con los conocimientos adecuados, etc.

2. Desinterés

En muchas capas de la sociedad española, parece existir un cierto desinterés o desidia acerca de temas financieros.

De este modo, muchas personas prefieren «no complicarse la vida», dando poca importancia a la gestión de sus finanzas o delegándola en profesionales (si pueden permitírselo).

En este sentido, podemos comprender cómo siguen teniendo éxito ciertos productos financieros de escasa calidad o cómo se repiten cíclicamente algunos fraudes recurrentes en el sector.

No obstante, también se puede apreciar un renovado interés por estas cuestiones en personas cada vez más jóvenes, lo que es bastante prometedor.

3. Complejidad de los productos financieros

La utilización de un lenguaje críptico, los intereses comerciales y la creación de nuevos productos financieros cada vez más complejos, hacen que muchas personas no puedan entender plenamente el funcionamiento de dichos productos.

En muchos casos, la dedicación de tiempo y esfuerzo que requerirían, no están al alcance del ciudadano medio.

La irrupción de los activos digitales y las finanzas descentralizadas (de-fi) han añadido una capa de complejidad adicional.

En definitiva, la educación financiera es un aspecto clave para garantizar el bienestar individual y un desarrollo saludable como sociedad.

Aunque los desafíos son difíciles de afrontar, vale la pena dedicar tiempo y esfuerzo a mejorar nuestra formación en esta área, ya que los beneficios potenciales pueden resultar transformadores.

Afortunadamente, cada vez disponemos de más y mejores medios para aprender finanzas desde cero de forma sencilla y asequible.

Rubén Vizcaíno Pena

9 Oct. 2024

8 min

Curso Finanzas

¿Cuáles son los mejores libros sobre opciones financieras?

En este artículo recopilamos los mejores libros sobre opciones financieras, tratando de incluir obras de distintos niveles de profundidad y con enfoques complementarios.

De este modo podrás elegir aquellos que mejor encajen con tu nivel de conocimientos y con tus objetivos a la hora de invertir.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

¿Qué son las opciones financieras? Tipos

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

El activo subyacente pueden ser acciones, índices, materias primas, ETF, etc.

Fundamentalmente, existen dos tipos de opciones financieras:

  • Las opciones put, en las que el adquirente de la opción tiene el derecho (aunque no la obligación) de vender el subyacente al precio fijado, en la fecha de vencimiento. Paralelamente, la contraparte (el vendedor de la opción put) asume esa obligación de comprar el subyacente al precio acordado, en la fecha de strike.
  • Las opciones call, en las que el comprador adquiere el derecho (no la obligación) a comprar el activo subyacente en la fecha que se determine y al precio acordado.

Aunque sean instrumentos derivados que llevan asociado un cierto nivel de riesgo, esto no quiere decir que únicamente puedan utilizarse para el trading a corto plazo, como ahora veremos.

¿Tienen cabida las opciones en una estrategia de inversión value?

Efectivamente, a diferencia de otros productos derivados (como, por ejemplo, los futuros), las opciones pueden utilizarse como una herramienta más para la construcción de una cartera value a medio y largo plazo.

Por ejemplo, si quisieras incorporar acciones de una empresa de calidad a tu cartera, (por ejemplo, una blue chip como IBM), podrías comprarlas sin más al precio al que coticen en bolsa en ese momento.

Sin embargo, una alternativa que podría proporcionarte un extra de rentabilidad sería vender una opción put, cobrando en ese momento la prima correspondiente.

En la fecha de vencimiento, pueden suceder dos cosas:

  • Si la empresa cotiza por encima del precio de strike, no te ejecutarán la opción y te quedarás con la prima cobrada.
  • Si cotiza por debajo, tendrás que realizar la compra al precio acordado. Dado que ya eran unas acciones que querías incorporar a tu cartera, puede ser una operación igualmente interesante (ya que también te quedas con la prima). Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

Mejores libros sobre opciones financieras

A continuación, recopilamos algunos de los mejores libros sobre opciones financieras disponibles a día de hoy:

1. Options as a Strategic Investment

Sin duda, este es uno de los mejores libros sobre opciones financieras que se han publicado en las últimas décadas.

Esta obra de Lawrence G. McMillan, editada por Penguin en inglés, es un auténtico bestseller dentro de los libros sobre derivados, con cientos de miles de ejemplares vendidos.

Sus casi 1.000 páginas están íntegramente dedicadas a la operativa con opciones, explicando en profundidad todas las posibles operativas que pueden realizarse con estos activos, desde las más básicas de call y put, hasta estrategias de collars, spreads y otras.

Además, las explicaciones teóricas son solo la base para una amplia variedad de ejemplos ilustrativos, explicando cómo se debe ejecutar cada estrategia, qué riesgos conlleva y cómo se pueden minimizar. Además, McMillan incide en las razones por las que cada operación funciona o no, basándose en su amplísima experiencia en los mercados.

Sin duda, esta auténtica «biblia» de las opciones financieras puede ser el único libro que necesites leer sobre el tema.

De todos modos, el propio autor tiene otras obras dedicadas al tema de las opciones, como son las siguientes:

  • Options for Volatile Markets: Managing Volatility and Protecting Against Catastrophic Risk.
  • Profit with Options: Essential Methods for Investing Success, más enfocado a principiantes.
  • McMillan on Options.

2. Options, Futures, and Other Derivatives

Este conocido libro de John Hull es otro de los más completos que existen acerca de los derivados financieros, dedicando una amplia sección a las opciones.

A pesar de su extensión y complejidad, las explicaciones son relativamente sencillas de entender para cualquier persona que tenga un cierto interés en el mundo de la inversión, sin necesidad de contar con conocimientos técnicos específicos.

Hull dedica también mucha atención al tema de la gestión de riesgos a la hora de invertir con derivados (cuestión sobre la que tiene otros libros específicos).

Existe una versión en español de esta obra de John Hull, aunque no existan tantas ediciones, publicada con el título de «Introducción a los mercados de futuros y opciones» (también en la editorial Pearson).

En algunas ediciones, el libro viene acompañado por un software propio que facilita el cálculo de distintas operaciones con derivados financieros.

3. La guía completa para la venta de opciones

Esta obra de James Cordier y Michael Gross, con edición actualizada disponible en español (editorial Profit), es un libro sobre opciones financieras que se centra específicamente en la operativa de venta.

Los principales contenidos que se abordan en esta obra son los siguientes:

  • Fundamentos de la venta de opciones.
  • Por qué la venta de opciones funciona tan bien.
  • Qué tipo de inversor vende opciones.
  • Estrategia de venta de opciones y gestión del riesgo.
  • Análisis del mercado y venta de opciones.

Sin duda, es un buen libro para profundizar en este tipo de estrategias de venta de opciones, aunque no tiene un alcance tan amplio como, por ejemplo, el libro de McMillan.

4. Option Volatility and Pricing: Advanced Trading Strategies and Techniques

Este libro de Sheldon Natenberg sobre opciones tiene un enfoque eminentemente práctico, centrado en la ejecución de estrategias de trading con opciones.

Además, como su propio título indica, dedica mucha atención al tema de la volatilidad, tan importante para este tipo de operativa.

5. Trading Options to Win

El subtítulo de este libro de S. A. Johnston (profitable strategies and tactics for any trader), deja claras sus intenciones desde el principio. Se trata de una obra 100% práctica, centrada en estrategias de trading con opciones y escrita en un tono sencillo y desenfadado.

Si buscas rigurosidad académica, quizás haya libros más recomendables.

Pero si tu prioridad es aprender haciendo y empezar ya a ganar dinero con las opciones, puede ser una de las obras más interesantes.

Otras formas de aprender sobre opciones financieras

Además de los libros sobre opciones financieras, existen muchos otros recursos para aprender a utilizar este tipo de productos derivados.

Sin duda, uno de los más interesantes son los cursos y másteres en finanzas e inversión, que suelen incluir algún contenido sobre este tema.

Así, por ejemplo, el Máster en Value Investing de VIBE dedica un módulo íntegro (el 10) a explicar en profundidad qué son las opciones, cómo operar con ellas y cómo integrarlas dentro de una estrategia de inversión value.

Si quieres más información sin compromiso, no dudes en pedírnosla a través del formulario de contacto que encontrarás en esta página. Estaremos encantados de resolver todas tus dudas.

Ahora que ya sabes cuáles son los mejores libros sobre opciones financieras y qué otros recursos existen sobre el tema, seguro que ya podrás elegir los que mejor encajen con tus objetivos y necesidades.

Rubén Vizcaíno Pena

21 Ago. 2024

8 min

Curso Finanzas

¿Qué son los derivados financieros?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

7 Ago. 2024

7 min

Curso Finanzas

¿Cómo elegir bróker de opciones financieras?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

7 Ago. 2024

7 min

Curso Finanzas

¿Qué tipos de finanzas existen?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

22 Abr. 2024

7 min

Curso Finanzas

¿Cuáles son los mejores libros de finanzas para no financieros?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

4 Ene. 2024

7 min

Curso Finanzas

¿Qué son las finanzas para no financieros?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

3 Ene. 2024

7 min

Curso Finanzas

¿Cuáles son los principales indicadores económicos?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

27 Dic. 2023

7 min

Curso Finanzas

¿Qué son las cotizaciones?

Si no tienes claro qué son los derivados financieros, qué tipos existen y para qué pueden utilizarse, en este artículo encontrarás respuesta a todas tus dudas.

Como verás, se trata de productos de alto riesgo, aunque si se usan de forma adecuada pueden contribuir precisamente a disminuir los riesgos de otras inversiones.

Sigue leyendo para conocer todos los detalles.

Derivados financieros: ¿qué son?

Esencialmente, los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en el precio de otro activo, conocido como activo subyacente, del cual se «deriva» (de ahí su nombre).

Estos activos subyacentes pueden ser de distintos tipos, como por ejemplo:

  • Acciones.
  • Índices bursátiles.
  • Bonos.
  • Materias primas.
  • Divisas.
  • Otros derivados.
  • Etc.

Otra importante característica de los derivados es el apalancamiento. Como sabes, esto quiere decir que te permiten multiplicar los efectos de tu inversión.

De este modo, si inviertes en un derivado con apalancamiento 10:1, esto quiere decir que por cada euro que aportes, estarás invirtiendo 10 en el mercado.

Por tanto, el resultado de la operación se multiplicará por 10, tanto si consigues beneficios como si se trata de pérdidas.

Es en esta característica de los derivados financieros donde principalmente radica su elevado riesgo.

¿Dónde se negocian los derivados financieros?

Los derivados financieros pueden negociarse en dos tipos de mercados diferentes:

  • En mercados organizados convencionales: en España, se opera con este tipo de productos en el MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros en España).
  • En mercados over-the-counter (OTC): son mercados descentralizados donde los participantes negocian directamente entre sí, en lugar de hacerlo a través de un intermediario centralizado como una bolsa. Por tanto, ofrecen mucha más flexibilidad, pero también pueden presentar costes elevados, spreads amplios y, en determinados casos, una cierta falta de transparencia.

Tipos de derivados financieros

Los principales tipos de derivados financieros que suelen utilizarse en la actualidad son los siguientes:

1. Futuros

Son contratos estandarizados que obligan a comprar o vender un activo subyacente, a un precio determinado, en una fecha futura que se determina en el momento de adquirir el contrato.

Se negocian en mercados organizados y tienen una elevada liquidez.

2. Opciones

Las opciones son instrumentos financieros derivados, que otorgan a su titular el derecho (no la obligación) a comprar o vender un determinado activo en una fecha predeterminada y a un precio cierto, fijado de antemano.

No obstante, las opciones también pueden ejecutarse antes de la fecha fijada, en determinados casos.

Como ya sabrás, existen dos tipos de opciones: las call y las put, dependiendo de si te dan el derecho a comprar o a vender el subyacente.

3. Swaps

Son un tipo de derivados en los que se acuerda realizar un determinado intercambio de flujos de efectivo futuros.

Los más comunes son los swaps de tipos de interés y los de divisas. Suelen utilizarse fundamentalmente como instrumentos de cobertura, como luego veremos.

4. CFDs

Los contratos por diferencias o CFDs son un tipo de derivado eminentemente especulativo, que se utiliza para «apostar» sobre el movimiento de precios de distintos activos financieros subyacentes.

Suelen negociarse en mercados OTC, con grandes apalancamientos y riesgos muy elevados.

5. Warrants

Los warrants son muy similares a las opciones, en tanto en cuanto otorgan al titular el derecho, pero no la obligación, de comprar (warrant de compra o call) o vender (warrant de venta o put) un activo subyacente a un precio determinado (precio de ejercicio) en una fecha futura predeterminada o antes de ella.

La gran diferencia con las opciones es que los warrants son emitidos por entidades financieras o empresas.

Además, suelen tener vencimientos más largos.

Usos de los derivados financieros: ¿para qué sirven?

Los derivados financieros pueden utilizarse para distintas finalidades y estrategias. Las más habituales son las cuatro siguientes:

1. Cobertura de riesgos

Los derivados permiten a empresas e inversores protegerse frente a distintos riesgos financieros, como por ejemplo los siguientes:

  • Riesgo de tipo de cambio: si una empresa espera recibir pagos en una moneda extranjera, podría usar algún derivado referenciado a esa divisa para protegerse contra fluctuaciones desfavorables en los tipos de cambio.
  • Riesgo de tipo de interés: como decíamos, los swaps de tipo de interés pueden ayudar a las compañías a gestionar su exposición a cambios futuros en las tasas de interés.
  • Riesgo del precio de materias primas: tanto los futuros como las opciones pueden servirnos para asegurar precios futuros en determinadas materias primas.

Lógicamente, este tipo de cobertura de riesgo implica un coste. Por ejemplo, la prima de las opciones, costes de financiación por el apalancamiento, comisiones, etc.

2. Especulación

Sin duda, los futuros financieros son uno de los instrumentos más utilizados para la especulación o el trading a corto plazo.

Esto se debe a la gran volatilidad que se da en este tipo de mercados y, por supuesto, a la posibilidad de apalancamiento para multiplicar los efectos de cada operación.

Como es lógico, este tipo de operativa puede proporcionar tanto grandes beneficios, como pérdidas elevadísimas. Por tanto, solo es adecuada para inversores que tengan los conocimientos y experiencia suficientes. 

3. Arbitraje

Algunos inversores profesionales pueden usar los derivados para aprovechar ciertas ineficiencias de precios que se produzcan entre diferentes mercados o instrumentos financieros.

De este modo, operando en sentido contrario en dos mercados o instrumentos de forma simultánea, pueden conseguir un pequeño beneficio (que se multiplica por efecto del apalancamiento).

4. Optimización en la construcción de la cartera

Si inviertes a largo plazo, con un enfoque value, puedes utilizar la venta de opciones put para tratar de conseguir un rendimiento extra, cuando estás interesado en comprar determinadas acciones para construir tu cartera.

Básicamente, las opciones te permiten cobrar una prima si el precio de la acción llega a ser más alto que el precio de ejercicio de la opción.

Si fuese más bajo en el momento de ejercicio, tendrías que adquirir unas acciones que, de todos modos, ya querías incorporar a tu cartera.

Solo tendrías pérdidas si la cotización hubiese bajado tanto que la diferencia no quedase compensada por la prima.

 

En definitiva, los derivados financieros son instrumentos de gran complejidad, que suelen implicar riesgos muy elevados y que principalmente se usan en operaciones de trading especulativo.

No obstante, también pueden utilizarse como instrumento de cobertura, así como dentro de una estrategia value orientada al largo plazo, siempre que se cuente con los conocimientos adecuados y se lleve a cabo una buena gestión de riesgos.

 

Rubén Vizcaíno Pena

21 Mar. 2023

7 min

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