Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
9 Ene. 2024
7 min
Finanzas
Sin duda, la administración presupuestaria es una pieza clave para el buen funcionamiento de cualquier empresa u organización.
Al fin y al cabo, es el marco de referencia para todo lo relativo a la obtención y asignación de sus recursos económicos.
En este artículo veremos en detalle en qué consiste, cuáles son sus objetivos y cómo se implementa en la práctica.
Podemos definir la administración presupuestaria como el proceso de planificación, organización y control de los recursos financieros de una organización.
Fundamentalmente, este proceso se refleja en la elaboración del presupuesto, que es una estimación detallada de los ingresos y gastos que van a realizarse durante un período concreto, generalmente un año.
Veamos cuál es la finalidad de dicho proceso.
La administración presupuestaria permite a las organizaciones lograr distintas finalidades, como pueden ser las siguientes:
De todos modos, esto no quiere decir que el presupuesto deba ser un documento inamovible, al que todo debe supeditarse. Al contrario, los presupuestos están «vivos» y pueden modificarse para adaptarse a nuevas realidades o hacer frente a situaciones imprevistas.
Así, esta combinación de rigidez y flexibilidad es clave para lograr una administración presupuestaria que contribuya al éxito de la empresa.
Como decíamos, el punto clave de la administración presupuestaria es el presupuesto. Sin presupuesto, no puede haber gestión presupuestaria en sentido estricto.
Aunque cada empresa y cada situación concreta puedan presentar infinidad de variables distintas, hay ciertos aspectos comunes a todos los procesos de elaboración presupuestaria. Veamos algunos de los más importantes:
Disponer de una contabilidad precisa y perfectamente «al día» es muy útil de cara al proceso de elaboración del presupuesto.
De este modo, podemos saber exactamente qué se gastó e ingresó durante el año en curso, para tenerlo en cuenta en el próximo ejercicio.
Obviamente, esto no quiere decir que sea recomendable seguir exactamente la misma línea de gasto en el nuevo año, o aplicar simplemente un porcentaje de incremento a las distintas partidas.
Se trata de conocer los datos, para luego decidir qué se mantiene y qué se debe cambiar en el nuevo presupuesto.
Y es que, según la célebre frase atribuida a Lord Kelvin:
Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.
Una vez dispongamos de los datos actualizados de ejecución presupuestaria en el año que finaliza, deben hacerse las proyecciones correspondientes al nuevo año, estimando los gastos e ingresos que se prevea llevar a efecto.
Para ello, debe analizarse toda una serie de cuestiones para las que no siempre hay respuestas 100% precisas. Por ejemplo:
Este tipo de preguntas nos ayudarán a transformar las expectativas en cifras concretas, para plasmarlas en el presupuesto de la forma más realista posible.
Aquí también entra en juego la revisión de objetivos y prioridades.
Si cambia el foco o si se decide dar un giro a ciertos aspectos de la empresa, las proyecciones podrían cambiar radicalmente.
En definitiva, el presupuesto siempre debe estar alineado con la estrategia a medio y largo plazo de la compañía.
Demasiado optimismo en las estimaciones de ingresos o una subestimación de los gastos pueden llevar a desviaciones importantes a lo largo del año. Por otro lado, un presupuesto demasiado conservador puede limitar el crecimiento y la innovación.
Por tanto, el equilibrio y la precisión son claves en esta fase del proceso.
A la hora de elaborar y gestionar un presupuesto, nos solemos encontrar con ciertos inconvenientes o desafíos.
Algunos de los más importantes son los siguientes:
Tanto o más importante que diseñar un presupuesto adecuado es controlar su evolución a lo largo del ejercicio y, sobre todo, en el momento del cierre.
Así, habrá que plantearse cuestiones como las siguientes:
De este modo, la información recabada a lo largo del año es clave para lograr que el próximo presupuesto sea más preciso, realista y útil de cara a la gestión y toma de decisiones.
Aunque, por definición, los presupuestos nunca puedan ser perfectos, es evidente que casi siempre existe margen de mejora.
En definitiva, llevar a cabo una eficiente administración presupuestaria es vital para el buen funcionamiento de cualquier empresa u organización.
Por tanto, si se dedica el suficiente tiempo y esfuerzo a este proceso, es posible conseguir mejores resultados en la gestión económica de la compañía y menos tensiones financieras a lo largo del ejercicio. Si quieres seguir aprendiendo sobre administración presupuestaria te recomendamos que le eches un ojo a nuestros programas: Finanzas para no financieros y de Value Investing.
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