Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
27 May. 2024
7 min
Mercado
La situación del mercado laboral en España dista de ser la ideal, arrastrando problemas estructurales desde hace décadas, a los que se unen nuevos desafíos en una etapa fuertemente marcada por la tecnología.
Sin embargo, también existen importantes fortalezas y oportunidades de mejora que pueden transformar esta situación si saben aprovecharse.
En este artículo analizamos ambos aspectos, para tratar de dibujar una imagen fiel de la situación del mercado de trabajo español a día de hoy, y tratar de anticipar su evolución durante los próximos años.
La mayoría de expertos coinciden en señalar como mayores problemas y desafíos del mercado de trabajo español los siguientes:
A pesar de algunas mejoras durante los últimos años, la tasa de temporalidad del mercado laboral en España sigue siendo bastante alta, tanto en el sector privado como en el público.
Esta temporalidad sigue afectando principalmente a los más jóvenes, dificultando su incorporación plena al mundo laboral y, en consecuencia, su emancipación real y efectiva.
La lucha contra el fracaso escolar, la promoción de la Formación Profesional, inversiones en innovación y determinados ajustes en la legislación laboral, podrían ayudar a revertir muchos de estos problemas.
Por una parte, existe sobrecualificación en determinadas áreas donde la demanda de trabajadores es muy inferior a la oferta de titulados, que se ven abocados a aceptar empleos de inferior categoría.
Al mismo tiempo, existen ámbitos en los que la demanda de personal queda insatisfecha, tanto en sectores como la hostelería y el turismo, como en profesiones técnicas donde existe insuficiencia de titulados de Formación Profesional para ciertas áreas.
Además, para algunos de estos casos, autores como Conde-Ruiz (2017) abogan por modificar el diseño de las prestaciones asistenciales para introducir incentivos a la búsqueda de empleo, haciendo compatible la percepción parcial de la prestación con el salario.
En ámbitos de alta cualificación, nos enfrentamos también al problema de la llamada «fuga de talento», de modo que las personas de mayor cualificación buscan oportunidades en mercados más atractivos, que ofrecen salarios superiores y condiciones de trabajo mucho más favorables.
De hecho, gracias a la posibilidad del teletrabajo, esta «fuga» es cada vez más fácil y menos costosa para los trabajadores más cualificados.
La legislación laboral en España siempre se ha visto envuelta en agrios debates políticos, con polémicas y cruces de acusaciones que poco han favorecido a la seguridad jurídica y a la flexibilidad en el mercado de trabajo.
Sin embargo, en un entorno dominado por las nuevas tecnologías (Inteligencia Artificial, robótica, etc.) y los cambios de paradigmas sociales (priorización del teletrabajo, diferentes motivaciones y expectativas laborales, etc.), cada vez será más necesaria una legislación que combine una adecuada flexibilidad con la necesaria protección del trabajador.
Así, según algunos autores, es vital «mejorar la certidumbre y seguridad jurídica tanto en la contratación laboral como en la extinción contractual y la introducción de un sistema de cuentas individuales para todos los trabajadores».
La baja natalidad y el envejecimiento poblacional es otro de los grandes problemas a los que se enfrenta España, con importantes consecuencias en distintos ámbitos, especialmente en el laboral.
El aumento de la esperanza de vida, unido a los problemas de sostenibilidad del sistema de pensiones, hacen que muchos analistas aboguen por la flexibilización de las jubilaciones.
En este sentido, se propone seguir mejorando la regulación de la compatibilidad de la pensión con el trabajo, aprovechando así el talento sénior y descargando, al menos en parte, al sistema de pensiones.
La inminente jubilación de los integrantes de la generación del baby boom van a acelerar radicalmente la necesidad de implementar este tipo de medidas u otras similares.
Otro tradicional lastre de la economía española es la baja productividad, comparada con la de los países de nuestro entorno.
Así, según la Fundación BBVA, España acumula un descenso de su nivel de productividad del -7,3% entre 2000 y 2022. Esto contrasta radicalmente con el crecimiento de la productividad en países desarrollados como Estados Unidos (con un aumento del 15,5% en el mismo periodo), Alemania (donde aumentó un 11,8%) o el Reino Unido (con un crecimiento del 8,8%).
Esta baja productividad en nuestro país está asociada tanto al factor trabajo como al capital.
Algunos de los factores que explican esta baja productividad pueden ser el excesivo peso del capital inmobiliario, junto con una reducida inversión en tecnología, pobres resultados educativos y una escasa profesionalización de la gestión y dirección en muchas empresas.
Además, en la economía española tienen un peso relativamente bajo las actividades intensivas en conocimiento y tecnología, que son precisamente las que más favorecen la productividad.
A pesar de los muchos retos e ineficiencias, el mercado laboral en España también puede aprovechar las numerosas oportunidades que se le presentan de cara a los próximos años.
Así, algunas de las más destacadas son las siguientes:
Su situación geográfica privilegiada, el clima y el acervo cultural son algunas de las grandes bazas con las que siempre ha contado España para ser uno de los primeros destinos turísticos del mundo.
Lógicamente, esto también ha supuesto un peso excesivo del sector, tanto a nivel económico como laboral, en detrimento de otros más intensivos en tecnología y conocimiento, como decíamos.
Por tanto, el reto ahora es saber aprovechar todo ese potencial turístico para:
España tiene también un enorme potencial en el sector de energías verdes, por su privilegiada situación geográfica.
En este sentido, sería también importante impulsar la inversión tecnológica para conseguir una industria cada vez más importante, sin limitarse tan solo a la producción energética, sino al desarrollo de equipos de generación de energías limpias que puedan exportarse y, al mismo tiempo, generar empleo cualificado.
La revolución de la Inteligencia Artificial, la robótica, la blockchain y otras tecnologías disruptivas presentan oportunidades inéditas para incorporarse a la carrera de la innovación.
Saber aprovechar el talento que tanto cuesta formar, creando oportunidades atractivas para desarrollar proyectos interesantes, podría marcar un punto de inflexión en el mercado laboral español.
En este sentido, el ecosistema de startups en España, aunque con proyectos atractivos y algunos éxitos puntuales, todavía tiene mucho margen de mejora para situarse al nivel de otros países desarrollados.
En definitiva, los grandes retos del mercado laboral en España no deberían ensombrecer las oportunidades de futuro que tiene ante sí.
Con voluntad política, una inversión eficiente y la implicación de los distintos actores sociales, es posible transformar esta situación, dejando atrás las tradicionales debilidades que llevamos arrastrando desde hace décadas.
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