Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
25 Ene. 2024
7 min
Finanzas
En este artículo veremos algunos ejemplos de riesgos estratégicos en una empresa, así como la mejor forma de abordarlos para prevenir o mitigar sus efectos más negativos.
Pero, antes de nada, es importante tener clara la definición de «riesgo estratégico» y su diferenciación respecto de otros tipos de riesgos.
Los riesgos estratégicos son aquellos riesgos que están vinculados con las decisiones estratégicas de la empresa, que suelen tener un alcance de largo plazo.
Por tanto, aquí se incluyen decisiones relativas a:
A pesar de que se vinculen con la toma de decisiones, los riesgos estratégicos pueden tener su causa u origen en elementos internos o externos, como luego veremos.
Una de las distinciones más claras cuando se habla de gestión de riesgos empresariales es la que se hace entre riesgos operativos y riesgos estratégicos.
Así, los riesgos operativos son aquellos que se relacionan con las operaciones diarias de la empresa. Por tanto, se vinculan más bien con el corto plazo.
Esto incluye:
Como los anteriores, pueden vincularse con causas o elementos internos o externos.
Por ejemplo: un fallo informático, un error humano en alguno de los procesos de la empresa, un problema puntual de logística o suministros, etc.
De todos modos, en este artículo nos centraremos en los de tipo estratégico.
A continuación te mostramos algunos de los principales riesgos estratégicos a los que puede enfrentarse una empresa, sin embargo, es importante destacar que, para poder detectar y paliar los efectos de estos riesgos financieros es recomendable contar con una formación en finanzas que nos capacite para ello.
Veamos, pues, algunos de los más conocidos ejemplos de riesgos estratégicos en una empresa:
Se refiere a la posibilidad de que se lleven a cabo cambios normativos o de regulación que afecten directamente a la empresa.
En algunos casos, pueden tener graves consecuencias en términos de:
Algunos casos muy conocidos son: la prohibición de determinados aditivos alimentarios, la necesidad de reformas arquitectónicas por la legislación antitabaco, la reducción de la jornada laboral, etc.
Este ejemplo de riesgo estratégico se vincula con la aparición de determinadas innovaciones tecnológicas en el sector que pueden restar competitividad a los productos o servicios de la empresa o, directamente, volverlos obsoletos de forma inmediata.
En estos casos, se requiere una total transformación de la estrategia empresarial, para tratar de dar respuesta a ese cambio tecnológico.
Un ejemplo muy conocido sería la crisis de la industria discográfica tradicional originada por el auge de los servicios de streaming.
La aparición de nuevos actores en el mercado o la evolución del propio sector pueden requerir grandes esfuerzos de adaptación por parte de la empresa.
Un típico ejemplo de este riesgo estratégico sería el surgimiento de un competidor disruptivo, que logre hacerse con la mayoría de cuota de mercado en un corto espacio de tiempo.
La aparición de escándalos relacionados con la compañía, una mala publicidad, intervenciones desafortunadas en redes sociales o problemas de calidad pueden dañar rápidamente la reputación de la marca a largo plazo.
También las protestas o huelgas de trabajadores podrían afectar a la empresa en este sentido.
Hoy en día, con la inmediatez de las comunicaciones y la magnitud del eco en redes sociales, es más importante que nunca prevenir y atajar lo antes posible este tipo de riesgos estratégicos.
Sin embargo, también es cierto que, en un entorno que suele ser bastante uniforme, «gris» y aburrido, jugar con una cierta provocación o incorrección puede resultar muy atractivo para los clientes. En este sentido, marcas como Ryanair utilizan respuestas irónicas o, incluso, rozan la mala educación en sus publicaciones en redes sociales.
Como ejemplos de este tipo de riesgos estratégicos estarían todos los casos relativos a la toma de decisiones equivocadas en la gestión de la compañía.
Sería el caso de una mala planificación estratégica, el fracaso de procesos de fusión o adquisición, cambios repentinos del equipo directivo, etc.
Por ejemplo, aquí estarían los riesgos estratégicos vinculados con problemas de flujo de caja (cash flow), gestión del endeudamiento, problemas estructurales de morosidad o impagos, etc.
Sin duda, este tipo de riesgos pueden comprometer la viabilidad futura de la empresa, si no se logran atajar con rapidez y de forma eficaz.
Aquí englobamos todos aquellos riesgos estratégicos que se refieren a la economía en su conjunto, desde un punto de vista macroeconómico.
Así, por ejemplo, podemos mencionar los riesgos asociados a la evolución de los tipos de interés o los tipos de cambio, crisis financieras globales, etc.
En estos casos, la capacidad de maniobra de la empresa no suele ser demasiado grande, aunque siempre se pueden implementar decisiones que ayuden a mitigar las consecuencias más negativas.
Finalmente, podemos mencionar aquellos ejemplos de riesgos estratégicos que tienen que ver con el ámbito de la RSC y la sostenibilidad.
Sin duda, la incapacidad para adaptarse a las crecientes demandas de sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa puede afectar negativamente a la percepción de la marca y la lealtad del cliente.
En este sentido, estos riesgos se vinculan con la categoría de riesgos reputacionales.
Sin lugar a dudas, la gestión de riesgos estratégicos es un proceso crucial para asegurar la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de cualquier empresa.
De este modo, hay ciertos aspectos clave que hay que tener muy en cuenta:
Como has podido ver en estos ejemplos de riesgos estratégicos en una empresa, las medidas de prevención, corrección y evaluación son imprescindibles para garantizar la pervivencia futura del negocio. Es por eso que es importante que cuentes con una buena formación que te permita no sólo identificarlos rápidamente, sino que te capacite para tomar las mejores decisiones.
En definitiva, aunque no sea posible controlar o evitar todos los riesgos, conocerlos es el primer paso para minimizar sus consecuencias.
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