Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
Carlos Santiso Pombo
Redactado por
Rubén Vizcaíno Pena
18 Ene. 2024
7 min
Finanzas
Las estrategias de gestión de riesgos son esenciales para cualquier inversor, ya sea particular o institucional, y con independencia del tamaño de su cartera.
En este artículo veremos en qué consisten y cuáles son las medidas de control de riesgo más sencillas y efectivas.
Las estrategias de gestión de riesgos, en el ámbito de la inversión, son planes o procedimientos que tratan de mantener el riesgo de una cartera dentro de ciertos límites predefinidos.
Por tanto, una buena estrategia de gestión de riesgos debe basarse en:
Aunque a veces se deje de lado, especialmente entre los inversores particulares, siempre es recomendable tener algún tipo de estrategia de gestión de riesgos.
En términos generales, riesgo y rentabilidad se mueven de forma inversa en el ámbito de la inversión: a mayor riesgo, mayor rentabilidad potencial (y viceversa).
Encontrar el adecuado equilibrio entre ambos parámetros es una cuestión muy personal, no exenta de dificultades.
Algunas de las estrategias de gestión de riesgos más interesantes (y fáciles de implementar) para inversores particulares son las siguientes:
Como decíamos, cada persona tiene un perfil de riesgo distinto.
Aquí influyen aspectos como la edad, situación económica, experiencia en los mercados, situación familiar, planes de compras (por ejemplo, para adquirir una vivienda o un vehículo), la propia tolerancia al riesgo de cada individuo, etc.
Conocer tu perfil de riesgo es vital para adoptar una estrategia de inversión adecuada.
Puedes encontrar muchos test online que te ayudarán a evaluarlo.
Para los productos financieros más arriesgados (como acciones, fondos y similares), se recomienda utilizar dinero que no vaya a necesitarse en el corto o medio plazo.
En caso contrario, podrías encontrarte con la necesidad de vender en momentos inoportunos del mercado, asumiendo pérdidas innecesarias.
En general, se recomienda disponer de un fondo de seguridad o emergencia en efectivo o en productos de máxima liquidez, con el que puedas cubrir entre 6 y 12 meses de gastos ordinarios.
Como suele decirse, «no hay que poner todos los huevos en la misma cesta».
Y es que, sin lugar a dudas, la diversificación es la mejor estrategia de gestión de riesgos para cualquier inversor.
De este modo, si alguno de los activos genera pérdidas elevadas (o, incluso, perdiese totalmente su valor), tendríamos el resto de la cartera en activos diferentes, que podrían compensar dichas pérdidas.
Cuando hablamos de diversificar inversiones, idealmente, deberíamos procurar distintas clases de diversificación:
En una cartera bien diversificada, muchos de los activos están descorrelacionados. Es decir, que su comportamiento no suele seguir una misma línea, sino que incluso pueden comportarse en sentido inverso.
Dentro de las estrategias de gestión de riesgos, es importante recordar que también los brókers, bancos o intermediarios que utilicemos para operar, introducen un factor de riesgo.
Por ejemplo, por el riesgo de quiebra.
Aunque existan fondos de garantía impulsados por el Estado (por ejemplo, el FGD), es aconsejable distribuir el patrimonio en varias entidades distintas. Sobre todo si excedemos del importe máximo garantizado por dichos instrumentos públicos.
Por tanto, la diversificación también se aplica en este punto.
En general, deberías evitar aquellos activos o productos financieros que:
Los llamados stop loss son órdenes condicionadas que introduces en el bróker para que se venda (o deshaga) una determinada posición si el nivel de pérdidas acumuladas alcanza o supera el nivel que tú mismo hayas definido.
Esto impide que se acumulen elevadas pérdidas y es especialmente utilizado en mercados muy volátiles o cuando se hace trading a corto plazo.
Si inviertes a largo plazo, con una cartera diversificada y activos de calidad, no es común utilizar stop loss. No obstante, si te sientes más cómodo o quieres evitar pérdidas, tampoco está mal programarlos.
De todos modos, este tipo de órdenes tiene algunos inconvenientes:
Por tanto, antes de decidirte a utilizarlos, evalúa si, para tu perfil de inversor, es una medida necesaria o conveniente.
En definitiva, las estrategias de gestión de riesgos te permiten adecuar tu cartera de inversión a tu nivel de tolerancia al riesgo.
Contar con un plan predefinido en este sentido, te ayudará a evitar situaciones de estrés y a conseguir mejores resultados con tus inversiones. Para saber más acerca de cómo elaborar una buena estrategia de gestión de riesgos, te recomendamos que le eches un vistazo a nuestro Curso de Value Investing.
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